
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el primer ministro británico, Gordon Brown, se van a reunir en Washington para analizar posibles soluciones ante la crisis económica, después de la positiva recepción que Londres ha mostrado al plan de rescate del sistema financiero diseñado por la Casa Blanca.
La cumbre se convocó de última hora, puesto que no figuraba en la agenda del mandatario británico, quien tras viajar a Nueva York por la cumbre de la ONU sobre los Objetivos del Milenio recibió la invitación de su colega norteamericano para la que supondrá la única reunión bilateral que Bush mantenga con un dirigente de otro país en el actual contexto de negociaciones ante el colapso del sistema.
Brown ha acogido con satisfacción una medida necesaria para "apartar los malos resultados tan pronto como sea posible".
En declaraciones a los medios de comunicación en Nueva York, donde analizó la actual coyuntura junto a responsables internacionales entre los que figuró el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro británico recordó que los reveses de la economía norteamericana "tienen ramificaciones" en los demás países y, en consecuencia, cristalizarán en los hogares de Reino Unido.
"Hacer lo que sea"
Por ello, se comprometió a "hacer lo que sea" para lograr el objetivo primordial de "estabilizar" el mercado para, una vez garantizado, "construir las bases correctas para el futuro". "Hablaré de estas propuestas con el presidente Bush y apoyamos sus acciones, lo que está pasando tiene implicaciones para todos", declaró.
En este sentido, consideró que lo "esencial" en el caso de Washington es devolver "confianza" al sistema y, para ello, apostó por "acciones coordinadas" entre países para garantizar la estabilidad para, a continuación, "avanzar". Al respecto, recordó que él mismo lleva "años" advirtiendo de la necesidad de promover medidas conjuntas para una "supervisión global" que implique a todo el planeta.
No obstante, descartó la promoción en Reino Unido de un paquete de rescate como el que Bush tiene pendiente de aprobar en el Congreso, si bien insistió en su necesidad para recuperar el equilibrio de los mercados. "Lo necesitamos inmediatamente", advirtió, tras lo que dijo "apoyar y dar la bienvenida" al plan dado a conocer por la American Resolution Trust Corps y apeló a "asegurar que esto no vuelve a ocurrir nunca más".
Los salarios de los ejecutivos
Con todo, rechazó pronunciarse sobre las cuestiones que ya han despertado la oposición en el Capitolio, como el límite de los salarios de los ejecutivos en función de beneficios: "Es una cuestión que debe ser resuelta en detalle por las autoridades", explicó, tras lo que insistió en que los encuentros informales que mantuvo con diversos líderes como Zapatero, o el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, le permitieron comprobar la positiva acogida a su plan de instaurar una supervisión de carácter internacional.
Así, el primer ministro británico expuso de nuevo a sus colegas la necesidad de una regulación internacional que dé como resultado una mayor transparencia y garantice mayor responsabilidad sobre la dirección de las compañías a la hora de priorizar decisiones a largo plazo que eviten desequilibrios en el sistema.
Para ello, propuso que el Fondo Monetario Internacional, junto con el Foro Financiero de Estabilidad -un grupo de bancos centrales, reguladores y organismos internacionales-, actúen como "centro de una advertencia temprana de turbulencias financieras en el sistema que afecte a la economía global".
En este sentido, el mandatario reivindica que Reino Unido ha hecho "todo lo necesario" para imprimir liquidez a los mercados.