
El acuerdo de reducir en 2050 a la mitad las emisiones de gases con efecto invernadero, no contó con el apoyo de India y China, dos de los países más contaminantes que afirmaron que se unirán al acuerdo posteriormente.
Los líderes del Grupo de los Ocho (G8), incluidas las naciones más ricas y desarrolladas, afirmaron que respaldan una "visión compartida" de un pacto global de largo plazo para la reducción de las emisiones de gas contaminante para combatir al cambio climático.
Los 16 países que participaron en el 'Encuentro de Grandes Economías' informaron en un comunicado de que reconocían que "era necesario reducir las emisiones globales de CO2" y las economías más desarrolladas deberían poner en práctica los objetivos fijados para reducir a la mitad las emisiones de gases con efecto invernadero.
Los ocho líderes aceptan el compromiso
Por el contrario, los ocho líderes más poderosos del planeta se comprometieron el martes por primera vez a reducir en al menos 50% las emisiones de gases contaminantes para 2050, una meta inédita para Estados Unidos pero insuficiente para Brasil, México y otros grandes países emergentes.
Reunidos en Toyako, un remoto enclave montañoso en el norte de Japón, los líderes del G8 también acordaron por primera vez definir metas nacionales, a mediano plazo, para reducir los gases y luchar contra el progresivo calentamiento de la Tierra, aunque sin un calendario preciso.
Ante fechas concretas
Los jefes del club de los más ricos se palmeaban mutuamente la espalda tras alcanzar el acuerdo, pero los líderes de las grandes emergentes nucleados en el G5 -Brasil, México, China, India y Sudáfrica- lo consideraron insuficiente.
"La comunidad internacional ya no podrá escapar a sus responsabilidades", dijo la canciller alemana, Angela Merkel. "Pasamos a un nivel vinculante. Es un verdadero progreso", se congratuló por su lado el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Esta es además la primera vez que Estados Unidos acepta una meta de reducción de gases con efecto invernadero.
Hasta ahora Washington, que nunca se adhirió al Protocolo de Kioto, se negaba a adoptar cualquier compromiso que no incluyera a China, India y otros grandes emergentes, mientras Brasil y el resto del G5 insistía en que los más desarrollados deben dar el ejemplo.