Por Ayla Jean Yackley
SURUC Turquía (Reuters) - Con los suministros médicos agotados en Kobani, la ciudad del norte de Siria devastada por la guerra, el activista kurdo Blesa Omar llevó a tres compañeros heridos en la batalla contra los combatientes del Estado Islámico directamente a la frontera para enviarlos a un hospital turco.
Pasó las siguientes cuatro horas viendo cómo morían, uno por uno, de lo que él considera que eran heridas de metralla tratables mientras los guardias de la frontera turca rehusaban dejarles pasar.
"Para mí está claro que murieron por esperar tanto. Si hubiesen recibido ayuda, incluso una hora antes de haber muerto, habrían sobrevivido", dijo Omar, un hombre de 34 años de etnia kurda y originalmente de Irak pero con nacionalidad sueca.
"Cuando los soldados se dieron cuenta de que estaban muertos, dijeron 'Ahora puedes cruzar con los cuerpos'. No puedo olvidar eso, fue un absoluto caos", dijo conteniendo las lágrimas.
Las muertes de combatientes heridos detenidos en la frontera se han convertido en otro de los dramas en la letanía de los kurdos contra Ankara, a quien acusan de dar la espalda a los suyos en la lucha contra el Estado Islámico al otro lado de la frontera.
La cólera ha llevado la violencia a Turquía: la minoría kurda en Turquía de unos 15 millones se levantó la semana pasada en disturbios en los que al menos 35 personas perdieron la vida. El martes, se informó de que aviones de guerra turcos bombardearon a militantes kurdos por primera vez en dos años.
Turquía dice que ha sido generosa con los kurdos, aceptando a unos 200.000 refugiados de la zona de Kobani desde que los combatientes del Estado Islámico comenzaron su ofensiva hace cuatro semanas.
Pero al mismo tiempo que Naciones Unidas advierte de una posible masacre en Kobani, a plena vista de los tanques turcos que no han hecho nada por proteger la ciudad, la cólera de los kurdos amenaza con romper el proceso de paz que puso fin a décadas de insurgencia en la propia Turquía.
Los kurdos que han huido de los ataques del Estado Islámico en busca de refugio en Turquía dicen que han sufrido intimidaciones, incluyendo detenciones arbitrarias la semana pasada.
Doctores, parlamentarios, conductores de ambulancias, guardas de seguridad, abogados y activistas dicen que entre siete y trece combatientes kurdos heridos han muerto tras ser retenidos durante horas en el paso de frontera de Mursitpinar la semana pasada durante los peores enfrentamientos.
Muchos de ellos se desangraron hasta morir, incluso por heridas de balas en extremidades que habrían podido ser tratadas, dijeron los doctores.
Las autoridades citaron una variedad de razones por los retrasos de más de cinco o más horas, como por ejemplo los riesgos de seguridad o la falta de permisos, dijo Ibrahim Ayhan, un legislador prokurdo en Turquía. Él ayudó a negociar los nuevos procedimientos con el gobernador, y nadie ha muerto en la frontera desde el 11 de octubre.
Un portavoz del gobernador no respondió a las llamadas de teléfono y el ministerio de Sanidad no respondió a preguntas enviadas por escrito.
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