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Poroshenko visita una ciudad del este en medio de una tregua "inestable"

Por Aleksandar Vasovic y Gabriela Baczynska

MARIUPOL/DONETSK Ucrania (Reuters) - El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, visitó el lunes el puerto oriental de Mariupol y prometió una "victoria aplastante" sobre los rebeldes prorrusos congregados en las afueras de la ciudad si intentaban avanzar en una violación del acuerdo de alto el fuego.

"He ordenado (al Ejército) asegurar la defensa de Mariupol con obuses, múltiples lanzacohetes, tanques, armas antitanque y cobertura aérea", dijo Poroshenko a una audiencia formada por trabajadores del acero en el puerto del mar de Azov, cerca de la frontera rusa.

El alto el fuego, que entró en vigor el viernes por la tarde, forma parte de un plan de paz que pretende poner fin a un conflicto de cinco meses que un enviado de Naciones Unidas para derechos humanos dijo que había matado a más de 3.000 personas. También provocó la confrontación más dura entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría.

La tregua se mantenía en gran medida el lunes, aunque cada bando acusó al contrario de bombardeos esporádicos, incluyendo en Mariupol, una ciudad de alrededor de medio millón de habitantes, poco después de la llegada del presidente.

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que está controlando el alto el fuego, instó a los dos bandos a buscar un "avance" político, a pesar de que sus posiciones sobre el este de Ucrania, donde está la mayoría de la industria pesada del país, siguen muy alejadas. Los rebeldes rechazan aceptar un gobierno de Kiev.

"Mariupol era, es y será ucraniana", declaró Poroshenko.

"El enemigo sufrirá una derrota aplastante", dijo Poroshenko, que accedió a la tregua y a un plan de paz más amplio después de que los rebeldes - respaldados, según Kiev, por fuego ruso - perdiesen sus avances en el campo de batalla. Rusia niega su implicación.

INESTABILIDAD

En los primeros días del levantamiento, los rebeldes tomaron el control parcial de Mariupol, ocupando algunos edificios como una comisaría de policía. Algunas oficinas fueron seriamente dañadas o quemadas. Desde que los rebeldes fueron expulsados por fuerzas ucranianas, el sentimiento de la calle parece haberse inclinado más a favor del gobierno.

Algunos residentes construyeron una fortificación alrededor de la ciudad, cuyo puerto es vital para las exportaciones de acero de Ucrania, y establecieron una milicia. Las tiendas han reabierto y las banderas de Ucrania son ahora visibles.

Mariupol fue escenario de fuertes combates antes del alto el fuego, cuando los rebeldes avanzaron en un ataque de recuperar el control, y también vio las violaciones de la tregua más serias el sábado cuando las fuerzas gubernamentales estuvieron en un ataque con artillería.

Las ciudades de Donetsk y Luhansk, bastiones de la rebelión, siguen en manos rebeldes.

Poroshenko, que tuvo una cálida acogida en Mariupol, dijo que hasta el momento los rebeldes habían entregado unos 1.200 prisioneros de guerra al bando ucraniano bajo los términos de la tregua.

Sin embargo, la presidencia de la OSCE, en manos de Suiza, describió el alto el fuego como "inestable" y dijo que los próximos días serían cruciales.

El presidente de Suiza, Didier Burkhalter, dijo que solo el alto el fuego no era suficiente, añadiendo: "Los diferentes actores deben presionar realmente para un avance (político)".

Antes, el portavoz militar ucraniano Andriy Lysenko dijo en una rueda de prensa en Kiev que las fuerzas ucranianas estaban respetando la tregua salvo para autodefenderse y que mantenían sus posiciones desde el viernes por la tarde.

Tras su viaje a Mariupol, Poroshenko dijo que varios países de la OTAN habían acordado el suministro directo de armas a Ucrania durante la cumbre anual de la alianza en Gales.

"(Nosotros) conseguimos acordar con una serie de países de la OTAN las entregas directas de armas modernas que nos ayudarán a defendernos y ganar", dijo un comunicado en la web del presidente.

Un asesor de alto nivel de Poroshenko dijo el domingo que Kiev había acordado en Gales el suministro de armas y asesores militares procedentes de cinco países de la OTAN, pero cuatro de ellos negaron con rapidez que se hubiese llegado a ningún acuerdo.

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