
Los Gobiernos de los países europeos necesitan tener incentivos para las reformas estructurales. El plan de Draghi para impulsar el crecimiento y la inflación en la eurozona guarda un parecido sospechoso con las "tres flechas" de la política económica aplicada por el primer ministro japonés, Shinzo Abe, conocida como Abenomics.
Esas tres áreas son: en primer lugar, las reformas estructurales para impulsar el crecimiento del lado de la oferta; en segundo lugar, el estímulo fiscal a corto plazo y la flexibilidad para apoyar al crecimiento del lado de la demanda, con consolidación fiscal continua hasta medio plazo; y, en tercer lugar, la facilitación cuantitativa y crediticia para seguir relajando las condiciones financieras y reforzar el crecimiento del sector privado y los animal spirits. El Banco Central Eurpeo ya admite que la demanda agregada insuficiente está conteniendo el crecimiento en la eurozona.
En este contexto, la nueva composición de la Comisión Europea y el Consejo afectará al enfoque de las reformas estructurales y la política fiscal en la unión monetaria. La Unión Europea aceptará algunas renuncias entre una consolidación fiscal más lenta y unas reformas estructurales más rápidas a partir de ahora. Aun así, las nuevas caras no serán radicales y el progreso hacia una unión fiscal será marginal durante los próximos años.
Las últimas conversaciones con altos cargos de la Comisión Europea y el BCE, junto con el discurso del presidente del banco de Fráncfort, Mario Draghi, en Jackson Hole, confirman nuestra idea de que el BCE acometerá la facilitación cuantitativa en los próximos meses, ya en diciembre de 2014 o en el primer trimestre de 2015.
Impulso al crecimiento
El plan de Draghi para la eurozona, similar a la estrategia nipona, al que podríamos llamar Draghinomics, que pronto incluirá la facilitación cuantitativa, tiene como primer punto la aceleración de las reformas estructurales para impulsar el crecimiento potencial y aumentar la producción potencial del lado de la oferta. El progreso en estas áreas ha sido decepcionante y las reformas son cruciales.
Emplaza a los Estados
España e Irlanda, por ejemplo, han hecho más esfuerzos que otros países, como Italia y Francia. Evidentemente, el BCE sólo puede usar su púlpito para insinuar a los políticos nacionales que aceleren unas reformas estructurales dolorosas. El caramelo de la facilitación cuantitativa podría acelerar esas reformas en vez de aplazarlas. Además, en la Comisión Europea se reconoce hasta cierto punto que los Gobiernos nacionales deben recibir más incentivos para implementar reformas estructurales, sobre todo dado que la consolidación fiscal frontal ya se ha lanzado en toda la eurozona, aunque desigualmente.
Se ha debatido mucho en Bruselas sobre acuerdos contractuales y de otra índole, dirigidos a fomentar un ritmo mayor de las reformas estructurales y a permitir a los Gobiernos que alcancen sus objetivos de déficit y deuda más lentamente. Hasta ahora, el BCE y la Comisión recalcaban que las reformas estructurales y la austeridad fiscal deben ir en tándem. Los funcionarios de la UE ya son más abiertos a asumir un enfoque más flexible al ajuste fiscal, y esto lleva a la segunda fleca de la Draghinomics.
Relajar los topes de déficit
Fuentes destacadas dentro de la Comisión Europea nos transmiten que de hecho ya existe una cierta flexibilidad con respecto a los objetivos fiscales, incluso para los países atrapados en el procedimiento de déficit excesivo. Cuanto mayor sea el compromiso con las reformas estructurales, mayor podría ser la permisividad, aunque vincular de forma estrecha ambos factores podría resultar complicado.
Y Draghi ha admitido que la recuperación lenta, desigual y anémica se deriva en parte de una demanda agregada insuficiente. Por eso hace falta impulsarla. La segunda flecha de Draghi tiene como meta reducir el lastre para el crecimiento que supone la necesaria consolidación fiscal, manteniendo al tiempo una trayectoria creíble hacia una mayor sostenibilidad de la deuda y el déficit. El BCE está abierto a varias opciones.
Draghi tiene cuatro opciones
En primer lugar, los países podrían disponer de una mayor flexibilidad para alcanzar sus objetivos de déficit y deuda. En segundo lugar, si bien la periferia podría verse obligada a introducir una mayor consolidación, Alemania y otras partes del núcleo podrían experimentar una expansión fiscal temporal -con bajada de los impuestos y aumento de la inversión pública- que impulsaría el crecimiento y la demanda interior.En tercer lugar está la opción de un programa de inversión pública en toda la eurozona, financiado por todos los países de la región, que podría impulsar la demanda y el crecimiento solucionando al mismo tiempo algunas deficiencias en materia de infraestructuras. En cuarto lugar, las políticas fiscales neutrales desde el punto de vista presupuestario que reducen los impuestos distorsionantes y el derroche en gasto público también pueden impulsar el crecimiento económico.
Flexibilización cuantitativa
El tercer elemento del plan de Draghi será una flexibilización cuantitativa y crediticia en forma de compras de deuda pública y otras medidas para impulsar el crecimiento del crédito privado. El italiano acaba de indicar que el descenso de la perspectiva de inflación para la eurozona -de hecho, faltan uno o dos impactos para que entre en deflación- podría justificar pronto una flexibilización cuantitativa como las de la Reserva Federal, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra, es decir, compras directas a gran escala de bonos soberanos de los países miembros.
Nuestras fuentes dentro del BCE también nos han señalado recientemente que el consejo de gobierno del BCE aclarará en septiembre las condiciones y criterios específicos que justificarían una flexibilización cuantitativa.
Cada vez más cerca
Fráncfort ha sobreestimado la inflación de la eurozona en reiteradas ocasiones, para su vergüenza. Y el crecimiento del área euro ha decepcionado. Todos los factores sugieren que los criterios para activar la flexibilización cuantitativa o QE -por sus siglas en inglés- están más cerca de alcanzarse.
Impacto en los mercados
Los funcionarios del BCE estudian varios canales de transmisión para medir el posible impacto en el mercado de QE así como una flexibilización del crédito. El rendimiento de los bonos a corto y largo plazo puede caer aún más tanto en el centro como en la periferia. Las bolsas del área euro podrían subir, son su efecto positivo para la riqueza. Ello, unido a un aumento en el crédito privado derivado de la flexibilización, podría impulsar la demanda agregada y dar lugar a una mayor inflación. Además, no debemos descartar el efecto que podría tener sobre la confianza del inversor, el consumidor y los negocios un compromiso creíble del BCE a la hora de lidiar con un crecimiento anémico y la baja inflación.