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El asesino del periodista James Foley podría llamarse John y ser londinense

James Foley, periodista asesinado. Imagen: Reuters

El periodista norteamericano James Foley fue decapitado por un miembro del Estado Islámico y grabado en vídeo. Tras verificar la autenticidad del mismo, ahora preocupa el acento británico del verdugo, que vendría a confirmar las  sospechas de que quienes vigilan a los secuestrados extranjeros en Siria es un grupo de tres británicos al que llaman 'The Beatles'.

Así pues, según El Mundo, el verdugo de Foley se hace llamar John y podría ser uno de 'The Beatles'. Un hecho que se produce cuando el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización ha informado de que ya hay 11.000 personas extranjeras de 74 países distintos que están luchando en Siria.

Philip Hammond, ministro de Exteriores británico ha insistido en que "somos muy conscientes de que un importante número de nacionales están involucrados en crímenes terribles, haciendo la yihad con IS y otras organizaciones extremas".  Las cifras no son exactas pero se cree que hay 2.000 occidentales que se han unido a la Yihad, de los cuales, unos 500 serían británicos y habría alrededor de 700 franceses. 

Por otro lado, Barack Obama ha dicho que "tiene que haber un esfuerzo común por parte de los gobiernos y la gente de Oriente Próximo para extraer este cáncer y evitar que se extienda". "En cualquier lugar que sea, si alguien hace daño a los americanos, haremos lo que sea necesario para que se haga justicia", añadió.

¿Qué empuja a los jóvenes a unirse al EI?

La alarma sobre el gran número de occidentales que se están uniendo a las filas del Estado Islámico lleva consigo la incógnita de qué empuja a estas personas a realizar ales actos.

Según explica Erin Marie Saltman, investigadora especializada en antiterrorismo del Think Thank Quilliam, "la joven generación británica encuentra dificultades para forjarse una identidad en una sociedad globalizada, donde las identidades se entremezclan". "Algunas personas se sienten más a gusto en un entorno cerrado y se convierten en presas vulnerables para estos grupos que les prometen morir como mártires y convertirse en una especie de superhéroes que salvan el mundo", argumenta.

Dentro de estos jóvenes atraídos por grupos extremistas, aparecen diferentes tipos de perfiles. "Hay un gran número de delincuentes y criminales que se han convertido y radicalizado en las cárceles", pero también existe "otro grupo de miembros de la comunidad musulmana marcados por los sucesos internacionales", asegura Afzal Ashraf, experto en ideología terrorista del Instituto londinense RUSI. "Los musulmanes se sienten oprimidos por los gobiernos occidentales", mantiene Ashraf.

Los británicos que deciden de unirse a los extremistas tienen una idea en la cabeza: "Colocarse en la vanguardia del conflicto y no ocupar un lugar en la puerta trasera", según señala Shiraz Maher, del Centro Internacional de Estudios sobre la Radicalización en el King's College de Londres. El problema es que la mayoría de estos jóvenes no habla árabe y cuando llegan allí desconfían de ellos, por lo que acaban siendo carceleros o kamikazes.

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