
El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, ya se ha referido a Ucrania como "la mayor crisis en Europa en el siglo XXI" a tenor de cómo se están precipitando los acontecimientos en la disputada región de Crimea. De hecho, durante la jornada de ayer circuló la noticia de que Moscú daba un ultimátum de ataque de 48 horas a las fuerzas militares ucranianas para que abandonasen la península que horas después desmintió el Ministerio de Defensa ruso tildándolo de "sinsentido".
Con todo, el peligro inminente de una deriva militar de la crisis de Ucrania y el polvorín de Crimea ha movilizado a todo Occidente. Después de que los ministros de Exteriores de los 28 se reunieran ayer de manera urgente en Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha decidido convocar también a los jefes de Estado y de Gobierno a un encuentro extraordinario el jueves para intentar encontrar vías de solución a la mayor crisis geopolítica desde el fin de la guerra fría.
El encuentro, al que podría asistir también el primer ministro ucraniano, responde a la firme voluntad de los 28 de encontrar una salida pacífica a un asunto que a todas luces se ha escapado de las manos de los occidentales, que durante meses han infravalorado la reacción del presidente ruso, Vladimir Putin, ante los cambios políticos en Ucrania.
En una declaración pactada por unanimidad, los ministros de Exteriores de la Unión Europea reclamaron la retirada "inmediata" de las tropas rusas desplegadas en la península ucraniana de Crimea y advirtieron de posibles "consecuencias" para Rusia.
Sin dar el paso siguiente hacia las sanciones, como pedían países de la órbita ex soviética como Polonia o República Checa, la UE condenó la "clara violación" de la soberanía y la integridad territorial ucraniana y criticaron la autorización dada el sábado por el Parlamento ruso a un potencial despliegue masivo.
Los Veintiocho pidieron a Rusia la retirada inmediata de sus Fuerzas Armadas de suelo ucranio, y se reservaron la posibilidad de suspender las conversaciones existentes con Moscú en materia de visados y comercio, así como otro tipo de "medidas concretas" que podrían ser adoptadas de forma "rápida".
Por su parte, algunos países ya han anunciado la suspensión de todas las conversaciones preparatorias para la reunión del G-8 que iba a tener lugar en Sochi.
Asimismo, la OSCE tenía pensado iniciar anoche el despliegue de observadores en Ucrania, "que registrarán hechos de forma neutral y harán una evaluación objetiva de la situación en el terreno".
Visados
Al término de la reunión de ministros, el titular de Exteriores francés, Laurent Fabius, advirtió de medidas "precisas" contra Rusia si no favorece una "reducción de la tensión" en la península de Crimea.
Declaró que se trata de "la crisis más grave desde hace 20 años" y mostró su "inquietud" y la de la UE por la "gravedad" de los acontecimientos. Y citó entre las medidas concretas que podrían adoptarse la suspensión de discusiones sobre visados o las negociaciones sobre acuerdos económicos, si bien tampoco quiso entrar en detalles.
Al margen de esta advertencia, el ministro francés insistió en que sigue habiendo una "voluntad de diálogo" y ha emplazado a las partes a resolver sus diferencias mediante conversaciones constructivas.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, pidió a la Unión Europea y a Rusia que exploren fórmulas para sustituir "la lógica de la confrontación por la lógica de la cooperación y el diálogo", con el objetivo de encontrar una solución que permita una Ucrania "estable".
También recordó que "la Constitución ucraniana consagra a Ucrania como un Estado íntegro e indivisible, del que forma parte Crimea. Por tanto, cualquier intento de secesión, incluso a través de un referéndum de autodeterminación sería ilegal y nulo", advirtió Margallo, quien también ha insistido en que es el pueblo ucraniano quien debe "decidir sin injerencias" sobre su futuro.
Desde EEUU, el senador estadounidense John McCain responsabilizó de la actual situación en Ucrania a la "incompetente política exterior" del presidente Barack Obama. En cualquier caso, reconoció que no existe una opción militar para Estados Unidos y defendió la imposición de sanciones contra Moscú. "Este es el resultado de una política exterior incompetente por la que nadie cree ya en la fuerza de Estados Unidos", afirmó McCain durante su intervención en un acto del Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC), el lobby proisraelí más poderoso de Estados unidos, según recoge el diario The Washington Post.