España no 'spik in inglis' pero Europa tampoco. Al menos sus líderes políticos. Tras el archifamoso discurso del 'café con leche' que Ana Botella ofreció a los miembros del Comité Olímpico Internacional para ayudar a convencer de que Madrid era la mejor opción para ser sede olimpica en 2020 -y que no funcionó- se han desempolvado los 'mejores' momentos en inglés de las caras más relevantes de la política.
La falta del dominio del idioma de la alcaldesa de Madrid, del presidente del Gobierno de España -que ni lo intentó- e incluso del presidente del Comité Olímpico Español -con el 'no listen the ask' en la rueda de prensa con los medios- no ocurre solo en España. Angela Merkel, por ejemplo, también tiene un nivel básico.
Tampoco el presidente francés demuestra fluidez hablando en inglés. El acento marcado de Ana Botella se repite si escuchamos a Hollande.
Eso sí, de los países nórdicos y del este de Europa no hay pega. Los líderes suecos, eslovenos o finlandeses dominan hasta tres idiomas. El presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, es un ejemplo.
En España también hay alguna excepción. La lista de políticos que hablan bien inglés es corta. Esperanza Aguirre, Jordi Pujol o Manuel Fraga son algunos de los ejemplos que siempre aparecen. Artur Mas, el presidente catalán, también se salva.