BEIRUT (Reuters) - Un enorme coche bomba estalló el viernes en Beirut, matando a un alto cargo de seguridad libanés cuyas investigaciones implicaban a Siria y Hezbolá en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik al Hariri hace siete años.
La explosión, en plena hora punta y en el centro de la capital, mató a ocho personas e hirió a 80, un atentado que puso de relieve los temores de que la guerra en Siria esté agravando las tensiones en Líbano.
Entre las víctimas estaba Wissam al Hassan, encargado de una unidad de inteligencia al frente de una investigación que recientemente desenmascaró una trama de atentado y que concluyó con la detención de un político libanés prosirio, dijo un responsable libanés.
Al Hassan era un próximo aliado de Hariri, un suní que murió en un atentado en 2005 en el centro de Beirut. La investigación de Al Hassan de la muerte de Hariri descubrió pruebas que implicaban a Siria y Hezbolá en el asesinato.
La explosión del viernes, que recordó las escenas macabras de la guerra civil de Líbano, entre 1975 y 1990, se consideró vinculada a una tensión en aumento entre facciones libanesas enfrentadas por el conflicto de Siria.
La bomba explotó en la calle donde está localizada la oficina del Partido Falange Cristiana, opositor al presidente de Siria, Bashar el Asad, una zona de mayoría cristiana.
El líder de Falange Sami al-Gemayel, un acérrimo oponente del presidente sirio y miembro del Parlamento, condenó el ataque.
"Que el Estado proteja a los ciudadanos. No aceptaremos ninguna dilación en este asunto, no podemos continuar así. Llevamos esperando un año. Suficiente", dijo Gemayel, cuyo hermano fue asesinado en noviembre de 2006.
La guerra en Siria, que ha matado a 30.000 personas en los últimos 19 meses, ha enfrentado a insurgentes, sobre todo suníes, contra Asad, que es alauí, una rama del islam vinculada al chiísmo.
Las comunidades religiosas libanesas están divididas entre los que apoyan a Asad y los que respaldan a los rebeldes que tratan de derrocarlo.
El atentado tuvo lugar en un momento de gran tráfico, cuando muchos padres recogen a sus hijos de la escuela.
Ocho personas murieron y al menos 78 resultaron heridas, dijo la agencia de noticias oficial, que citaba a responsables de defensa civil.
Varios automóviles resultaron incendiados debido a la explosión y el frente de un edificio de varios pisos resultó seriamente dañado.
Residentes corrían presas del pánico, buscando a sus parientes, mientras otros ayudaban a desplazar a los heridos hasta las ambulancias.
Las tensiones entre suníes y chiíes habían menguado en Líbano desde el fin de la guerra civil de 1975 a 1990, pero se reanudaron tras la erupción del conflicto en Siria.
La situación alcanzó su punto más álgido cuando el ex primer ministro Rafik al Hariri, un suní, fue asesinado en 2005. Partidarios de Hariri acusaron a Siria y luego al grupo Hezbolá de haberlo matado, un cargo que ambos niegan.
Un tribunal internacional acusó a varios miembros de Hezbolá de estar implicados en el asesinato.
Los opositores políticos a Hezbolá, que han acusado durante meses a la agrupación de ayudar a las fuerzas de Asad, han advertido que su implicación en Siria podría encender tensiones sectarias en la guerra civil de ese país.
El último ataque con bomba en Beirut fue en 2008, cuando tres personas murieron en una explosión que dañó un automóvil diplomático estadounidense.
Sin embargo, se desataron los enfrentamientos este año entre partidarios y opositores de Asad en la ciudad de Trípoli, en el norte de Líbano.
/Por Oliver Holmes/