
El rimbombante y mediático panorama que acompaña a la circense campaña presidencial en Estados Unidos dejó atrás la semana pasada el primer cara a cara entre los candidatos. En un debate aséptico, donde el republicano Mitt Romney pudo sacar pecho y, de paso, atacar a nuestro país mientras el presidente Obama se mostró condescendiente, perdido e incluso a disgusto, el objetivo de ambos fue captar el voto independiente. No hay que pasar por alto que 37 millones de personas estuvieron pendientes del rifirrafe emitido en plena hora punta en los principales canales de la televisión estadounidense.
Y es que, le pese a quien le pese, la recta final de las elecciones a este lado del Atlántico está concentrada casi exclusivamente en los conocidos como swing States, es decir, los Estados que no comulgan con la tradición y se desmarcan de una ideología política. En esta ocasión, los encargados de decidir el futuro que le espera tanto a Obama como a Romney pueden contarse con los dedos de la mano.
"El próximo 6 de noviembre a las 9 o 10 de la noche sólo necesitamos saber qué ha sucedido en Ohio, Virginia, Carolina del Norte y Florida", explica John Zogby, fundador de Zogby International, una de las principales compañías de encuestas en EEUU. "Esos son los grandes Estados, donde se concentra la mayor parte de los votos dudosos. Sabremos el patrón de lo que ocurrirá en cuanto conozcamos los primeros sondeos en dichas áreas", añade.
Sin embargo, a los ya mencionados también habría que sumar otros como Colorado y Wisconsin. "Existen un total de 12 Estados considerados genuinamente como Estados indecisos", reconoce Zogby, quien señala que para Romney, perder Florida significaría tener que ganar muchos otros Estados clave.
"A ningún candidato presidencial hoy en día se le ocurriría hacer la promesa de hacer campaña en los 50 Estados como hizo Nixon en 1960", determina Rhodes Cook, veterano analista político y autor del libro Carrera a la presidencia. "¿Para qué molestarse? El electorado es más partidista y polarizado que hace una generación, y también lo son los Estados", añade. No todos.
La presidencia
Cabe recordar que para conseguir la llave a la Casa Blanca cualquiera de los dos contrincantes precisan un total de 270 votos electorales, por lo que Florida, con 29 votos, y Ohio, con 18, se convierten en las joyas de la corona presidencial, donde la estrategia y las matemáticas a veces cuentan más que el mensaje político. Además, ambos Estados se caracterizan por su falta de partidismo.
Obama ganó en Florida por dos puntos en 2008, pero a día de hoy la situación económica y demográfica debería favorecer a los republicanos en este ciclo electoral. Sin embargo, el demócrata hasta ahora ha mantenido una firme ventaja en las encuestas del soleado Estado. Esto supone un quebradero de cabeza para Romney, quien no tiene prácticamente ninguna oportunidad de ganar las elecciones si no sale vencedor en Florida. Por el contrario, si Obama gana Florida, sólo tendría que ganar uno o dos Estados indecisos más para llegar a los 270 votos necesarios.
En esta misma línea, no ha habido ningún presidente que haya sentado en el Despacho Oval desde 1964 sin haber ganado en Ohio. Con una población de 11,5 millones de habitantes este Estado es, junto con Michigan, la cuna de la clase obrera del país y la base de operaciones de compañías como Goodyear, Wendy's, Office Max, P&G o Macy's, entre otras. Obama está obligado a ganar Ohio, si lo hace podría permitirse el lujo de ceder terreno a Romney en otros Estados indecisos. En el caso de que Obama se quede sin Ohio, es difícil imaginar un escenario en el que consiga sumar los votos electorales necesarios en los Estados donde su popularidad es mucho menos sólida.
Un caso poco claro está en Wisconsin, donde como bien explica el analista político de la Universidad de Virginia, Kyle Kondik, "seguramente no debería ir a parar a manos de Obama, ya que el candidato republicano a la vicepresidencia, Paul Ryan, es de Wisconsin". Sin embargo, las últimas encuestas dan una ventaja de más de diez puntos a favor del presidente.
Precisamente, Virginia es un Estado clave para el republicano. Si Romney pierde Ohio y Virginia, como indican las encuestas, tendría que ganar en el resto de Estados clave, Florida incluido. A día de hoy, si Romney traduce en ganancias su victoria en el primer debate, especialmente en Ohio, Obama se vería obligado a ganar impulso en los debates que quedan por venir.