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Películas satíricas y religión: Islam frente a catolicismo

Una imagen del polémico filme.

Resulta corriente que las películas de temática religiosa vayan acompañadas por la controversia y las críticas encendidas de los fieles, habitualmente ofendidos por los contenidos que escapan a las enseñanzas estipuladas de su fe.

Sin embargo, las religiones parecen medirse con distintas varas a juzgar por las reacciones que suscitan creaciones gráficas, escritas o audiovisuales dependiendo de si la sátira pone la lupa en el Islam o en el catolicismo, por citar los dos ejemplos con más casos representativos.

La cinta La inocencia de los musulmanes, estrenada en una sala vacía de Los Angeles en enero de este año, ha generado nueve meses después un importante conflicto diplomático entre EEUU y la mayoría de los países árabes, que claman contra una representación grotesca del profeta Mahoma.

No se trata de un incidente cualquiera. Las primeras protestas contra la Embajada de EEUU en El Cairo provocaron un rápido contagio a Libia, donde la ira de los manifestantes terminó con el asesinato del embajador estadounidense en este país, Christopher Stevens, y de otros tres diplomáticos norteamericanos.

Difícil equilibrio

La furia contra una película de factura amateur de la que el mundo árabe ha podido ver solo unas imágenes a modo de tráiler vuelve a amenazar los intentos del presidente Barack Obama de establecer un equilibrio entre el mundo occidental y el islámico. Tanto el mandatario estadounidense como su secretaria de Estado, Hillary Clinton, han condenado el contenido de las imágenes -se muestra a Mahoma realizando sexo oral y dando el visto bueno al abuso a menores, entre otras cosas-, aunque también han recordado que su país garantiza el derecho a la libertad de expresión.

El cortometraje Sumisión, del director holandés Theo Van Gogh, terminó con el asesinato del mismo en plena calle por un fanático islamista en 2004. Ahora, ocho años después, el director-productor de La inocencia de los musulmanes, un promotor inmobiliario israelí afincado en EEUU, Sam Bacile, ha extremado las precauciones y se encuentra en paradero desconocido por miedo a que la historia vuelva a repetirse.

'La vida de Brian', una polémica católica

La sátira en la que se emplea a fondo el filme de Bacile, no hace sombra a otras grandes -y controvertidas- películas que también utilizaron la religión como vehículo para el chiste. La vida de Brian es uno de los ejemplos más representativos. Cuando fue estrenada en 1979, fue prohibida durante años en países profundamente católicos como Irlanda, aunque tampoco pudo verse durante algunos meses en Noruega. En Reino Unido, muchos ayuntamientos también censuraron su estreno, y en EEUU, fue vetada su exhibición por algunos estados.

No es el único ejemplo de película polémica sobre la vida de Jesucristo. En los últimos años, la versión de Mel Gibson, La pasión de Cristo, vino acompañada de la censura de la jerarquía católica y de los propios fieles.

Algo similar sucedió con otros filmes como Stigmata, que muestra a una atea sufriendo los estigmas de la crucifixión; El código Da Vinci, que propone la relación sentimental de Jesús de Nazaret con María Magdalena; Dogma, otra sátira en la que dios es presentado como una mujer sin entendederas o La última tentación de Cristo, que saca a relucir la parte más humana de un Cristo que sufre la ira o la lujuria, entre otros pecados.

La furia del Islam

Los creyentes islámicos justifican que su religión considera un sacrilegio la representación del profeta Mahoma. Sin embargo, las reacciones de intolerancia invaden la libertad de expresión de la que gozan los ciudadanos de las democracias occidentales, llegando hasta el asesinato en territorios laicos -Holanda o una embajada estadounidense, en los casos de Theo Van Gogh y Christopher Stevens-.

La sorpresa de la Administración norteamericana tras los hechos fue puesta en evidencia por las palabras pronunciadas por Hillary Clinton con respecto al asesinato del embajador en Libia: "¿Cómo ha podido pasar esto en un país que ayudamos a liberar?".

Barack Obama puede haber pecado de ingenuidad o de un exceso de optimismo en sus piruetas de política exterior por llegar a un entendimiento con el mundo islámico, y su respuesta tras el contagio de las protestas contra la película que nadie ha visto será determinante para que la sociedad de EEUU valore en las próximas elecciones si merece seguir viviendo en la Casa Blanca.

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