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El caso Breivik fuerza la dimisión del jefe de policía noruego

OSLO (Reuters) - El jefe de policía de Noruega dimitió el jueves, días después de que una comisión independiente concluyese que la policía podría haber evitado todo o parte del doble atentado con bomba y posterior tiroteo cometido el año pasado por el ultraderechista Anders Behring Breivik, que mató a 77 personas.

La bomba en el centro de Oslo y el tiroteo a discreción en un campamento de las juventudes del Partido Laborista en el poder conmovió a la pequeña nación de cinco millones de habitantes, y abrió un debate sobre la prevalencia de las opiniones de ultraderecha en Noruega y la eficacia de los servicios de seguridad.

El jefe de policía Oystein Maeland, que llegó a la dirección del cuerpo policial semanas antes del ataque de Breivik el 22 de julio de 2011, ha sido criticado por su fracaso a la hora de hacer frente a las deficiencias de la policía a raíz del peor episodio de violencia en Noruega en tiempos de paz.

Maeland, un veterano político laborista y padrino en la boda del primer ministro Jens Stoltenberg, dimitió después de perder la confianza de la ministra de Justicia, Grete Faremo, y otros políticos, dijo a la agencia de noticias NTB.

La comisión dijo que los servicios de inteligencia podían haber conocido los planes de Breivik meses antes del ataque cuando compró componentes para fabricar una bomba, y que la policía tuvo suficiente información para frenarle en el trayecto desde el lugar de la bomba hasta el campamento juvenil.

Desde la publicación del informe el lunes también ha aumentado la presión sobre el Gobierno laborista.

Sin embargo, el 72% de los votantes creen que Stoltenberg no tiene que dimitir por el informe, según un sondeo difundido por la cadena NRK.

Breivik, cuyo juicio mediático de 10 semanas finalizó en junio, será sentenciado el 24 de agosto.

Los fiscales han pedido a los cinco jueces que le declaren loco, aunque Breivik quiere que le declaren cuerdo y que su ataque sea considerado un acto político y no la acción de un lunático.

Breivik dijo que a sus víctimas, de las cuales la más joven tenía 14 años, eran objetivos justos porque eran "marxistas culturales con el cerebro lavado", cuyo apoyo a la integración de los inmigrantes ponía en peligro la pureza de sangre noruega, y que el país corría el riesgo de una guerra civil con los musulmanes.

Si se le declara loco, Breivik se enfrentaría a una condena indefinida en una institución mental dentro de una prisión de máxima seguridad, mientras que si es declarado cuerdo podría ser condenado a 21 años de cárcel, con la posibilidad de ampliaciones indefinidas.

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