
A tres meses de las elecciones presidenciales del martes 6 de noviembre, el presidente, Barack Obama, está consiguiendo ampliar su distancia en las encuestas frente al republicano Mitt Romney. Pasada la barrera de los 100 días, un "hito psicológico", en palabras del principal estratega político de Obama, David Axelrod, comienza una nueva fase en la que el principal objetivo es conquistar a los indecisos.
En el escaso tiempo que queda por delante, la atención mediática se centrará en el compañero que elegirá Mitt Romney como vicepresidente, en las convenciones que republicanos y demócratas celebrarán entre finales de agosto y comienzos de septiembre, y en los tres debates televisados entre ambos candidatos en octubre.
De momento, las encuestas muestran una ventaja para el presidente Barack Obama, aún insuficiente para dejar a Romney atrás.
El último sondeo sobre intención de voto de la agencia Reuters le otorga el 49% de los votos, frente al 42% de Romney. Otro sondeo reciente del diario The New York Times y la cadena CBS le da el 50% o más del respaldo entre votantes de Florida, Ohio y Pensilvania, tres estados clave para las elecciones presidenciales.
Pero no todos los sondeos son tan favorables para el presidente. Obama podría tener muy complicado ganar las elecciones si su rival logra convertirlas en un referéndum sobre sus políticas económicas y sociales. Según la última encuesta de The Hill, el 56% de los votantes cree que el mandato de Obama ha transformado EEUU de manera negativa, frente a un 35% que considera que ha mejorado. Otro reciente sondeo de Rasmussen muestra que un 55% de los ciudadanos estarían a favor de revocar la reforma sanitaria, mientras que apenas un 39% defiende que se mantenga.
Anuncios más duros
La web de información política RealClearPolitics, que elabora un promedio diario de las encuestas electorales, indica que Obama tiene un apoyo del 48% y Romney del 44%. Ante esta situación, todos los analistas coinciden en que el tono de la campaña se recrudecerá en estos 100 días, sobre todo al final.
"La campaña intensificará las acusaciones a partir de mediados de agosto, cuando la gente vuelve de vacaciones en EEUU. Harán lo imposible por conseguir marcar las diferencias, por convencer a los indecisos, los independientes y los desafectos", opina Maribel Hastings.
Los comités de acción política, que son campañas en la sombra y pueden recaudar fondos ilimitados, han generado un aluvión de anuncios críticos desde ambos lados.
Los demócratas se han centrado en mostrar a Romney como un millonario ajeno a la clase media y le desacreditan como hombre de negocios, acusándolo de haber invertido en compañías especializadas en trasladar puestos de trabajo fuera de Estados Unidos. Y los republicanos retratan a Obama como a un presidente que no ha sabido enderezar la situación económica del país tras la crisis del año 2008.
La economía sigue siendo la mayor preocupación de los votantes y los últimos indicadores juegan en contra de Obama, ya que el desempleo continúa alto, en el 8,3 por ciento. El Producto Interno Bruto (PIB) creció entre abril y junio un 1,5%, menos del 2 por ciento esperado por el Gobierno, debido a que los consumidores redujeron abruptamente sus gastos.
La última batalla económica gira en torno a la extensión de los recortes de impuestos aprobados por el presidente Bush. Mientras Obama quiere que se mantengan sólo para aquellos que ganen menos de 250.000 dólares al año, Romney quiere que también los más ricos se beneficien.
Inmigración y voto hispano
Si la economía es el talón de Aquiles de Obama, la inmigración es el de Romney. El pasado 18 de julio, otra encuesta de Latino Decisions reveló que Obama había ampliado su ventaja sobre su rival republicano, Romney, a 70 por ciento contra 22% entre los votantes hispanos en Estados Unidos.
Hasta ahora, a pesar del compromiso incumplido de 2008 sobre la reforma migratoria, Obama le lleva la delantera a Romney, aunque el presidente haya batido todos los récords de deportaciones.
"Los republicanos se centran en el tema económico y han ignorado el peso que tiene el tema de la inmigración. En las primarias, Romney asumió posiciones extremas: promovió la autodeportación, prometió vetar el Dream Act y catalogó la ley de Arizona como un modelo nacional. Cuando aseguró la nominación, no ha tratado de apartarse y ha hecho declaraciones muy generales sin decir claramente qué va a hacer", apunta Hastings.
Obama ha usado la inmigración para ganar votos. El pasado 15 de junio, anunció una acción diferida que frena la deportación de jóvenes indocumentados y les otorga un permiso de trabajo temporal.