
El enviado de paz de Naciones Unidas Kofi Annan dijo el lunes que él y el presidente sirio, Bashar el Asad, habían acordado una estrategia para abordar el conflicto en Siria que ahora presentará a la oposición, y voló a Irán para mantener conversaciones con el principal aliado regional de Damasco.
El ex secretario general de Naciones Unidas intenta rescatar su plan de paz de seis puntos, que acordó en abril con el Gobierno de Siria y los rebeldes pero que fracasó. Varias grandes potencias del mundo acordaron el 30 de junio en una reunión con Annan que debe establecerse un Gobierno de transición en Siria, pero siguen sin ponerse de acuerdo sobre el papel que podría jugar Asad.
"Acabo de tener una conversación positiva y constructiva con el presidente Asad", dijo Annan antes de dirigirse a Teherán. "Acordamos una estrategia que compartiré con la oposición". No dio más detalles, pero subrayó de nuevo la importancia de detener la violencia en la que ya han muerto unas 15.000 personas en 16 meses, según cifras de la oposición.
El portavoz del Ministerio de Exteriores Yihad Makdissi dijo en un mensaje de Twitter: "En ambas reuniones aseguramos a Annan el compromiso de Siria para aplicar el plan de seis puntos y esperamos que el otro bando esté igualmente comprometido".
Múltiples obstáculos
En una entrevista emitida el domingo en la cadena alemana ARD, Asad dijo que sigue comprometido con el plan de Annan y acusó a EEUU, Arabia Saudí, Qatar y Turquía de suministrar armas y apoyo logístico a los insurgentes que luchan por acabar con los 42 años de Gobierno de la familia Asad. "Sabemos que (Annan) está encontrando incontables obstáculos, pero no debe permitirse que su plan fracase, es un plan muy bueno".
"El principal obstáculo es que muchos países no quieren que tenga éxito. Así que ofrecen apoyo político y siguen enviando armamento y envían dinero a terroristas en Siria", dijo Asad.
Siria, dirigida por miembros de la rama alauí del islam, relacionada con el chiísmo, ha alegado que las monarquías del golfo Pérsico con gobiernos suníes apoyan las protestas entre la mayoría suní siria para frenar la influencia chií en la región, en concreto la del chií Irán. Rusia, que hasta ahora ha defendido a Asad de la amenaza de sanciones de la ONU, dijo que no entregará aviones de combate Yak-130 ni nuevas armas a Siria.
Esta decisión -una relación comercial que se remonta a la era soviética- podría suponer el gesto más hostil hasta ahora de Moscú, en un intento de distanciarse de Asad conforme sube la cifra de muertos y los rebeldes ganan terreno.
Víctimas
El plan de Annan pide el fin de la violencia de las fuerzas de seguridad del Gobierno y los rebeldes, la retirada de las armas pesadas del Gobierno de las zonas urbanas, que el Ejército vuelva a los cuarteles, acceso a grupos humanitarios y un diálogo entre el Gobierno y la oposición dirigido a una "transición política".
Los opositores de Asad invitados a Moscú para mantener conversaciones insistieron en que el diálogo político debe comenzar con un cambio en el Gobierno, una posición que Rusia rechaza y el plan de Annan no especifica. Mientras eso ocurría activistas opositores en Siria informaron el lunes de bombardeos del Ejército y enfrentamientos con los rebeldes en Deir al Zor, Deraa, Homs, Alepo y un barrio de Damasco.
Asad dice que la mayoría de las víctimas del alzamiento eran partidarios del Gobierno. También estima que 2.600 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto. Occidente y los activistas, que mantienen listas de nombres y fechas de su muerte, dicen que más de 15.000 personas han muerto a manos de fuerzas leales al Gobierno, la gran mayoría personas que se oponían al Gobierno y sus familias inocentes.