
Desde Manhattan, la capital financiera del mundo, la crisis que atormenta a la zona euro y en especial a nuestro país se disecciona con la mayor atención posible. A estas alturas, con España e Italia en cuarentena por un más que evidente contagio de la malaria periférica, la economía mundial vuelve a recordar amargamente los acontecimientos que siguieron a la muerte súbita de Lehman Brothers. Es por ello que el viaje relámpago realizado la semana pasada por uno de los halcones en la sombra del Eurogrupo otorgó una visión de primera mano de los acontecimientos que se desarrollan en la trastienda del Viejo Continente.
Jan Kees De Jager, ministro holandés de Finanzas, forma parte de un selecto bloque en peligro de extinción encabezado por Alemania, Finlandia y Austria, donde la triple A de su deuda podría servir de escudo protector que blinde al euro ante las voces que alarman con la posible desaparición de la moneda única. La necesidad de la máxima calidad crediticia de estos países es una prioridad para el resto de la zona euro, especialmente si ideas como la mutualización de la deuda a través de eurobonos, llegasen algún día a ver la luz.
De momento, durante una entrevista con este periódico, Kees de Jager abordó sin tapujos su opinión sobre dos de los elefantes en la cacharrería europea: España e Italia, de los que aseguró que "es muy importante que recuperen la confianza de los mercados y que cambien sus fundamentos económicos". En medio de las voces que indican que nuestro país podría necesitar un programa de financiación completo por parte de la troika (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) similar al recibido por Grecia, Portugal e Irlanda, el responsable de la economía holandesa dejó claro que "un programa de rescate como tal no es necesario".
"Se pueden cambiar los fundamentos económicos de un país mediante reformas, la recapitalización de la banca y tomando medidas de austeridad. España e Italia lo están haciendo ahora mismo, pero para la recapitalización bancaria, es cierto que España necesita más dinero y por eso se está ultimando una línea de crédito para cumplir esta meta", explicó. En este sentido matizó que siempre y cuando se implanten todas las reformas económicas y los recortes "no se requerirán nuevos planes de financiación por parte de la Eurozona".
Dicho esto, el ministro de Finanzas holandés matizó que todos los países de la zona euro, incluido Holanda, deben someterse a distintas reformas, ya que se encuentran bajo el escrutinio de los mercados financieros para solventar problemas fundamentales. "Tenemos que atajar dicha situación, más dinero no es una solución, sólo compra algo de tiempo", reiteró.
Precisamente al hablar de la posibilidad de que los mecanismos de financiación existentes puedan comprar directamente deuda soberana de los periféricos y la creación de los llamados eurobonos, Kees de Jager calificó la idea como "perversa" si se implementase de la noche a la mañana. "La presión de los mercados financieros sobre la zona euro es uno de los mejores incentivos para que se solventen los problemas fundamentales en los distintos países", dijo. Desde su punto de vista, estos problemas pueden y deben solventarse mediante reformas económicas y recortes en los presupuestos. Así, los eurobonos podrían ser a largo plazo "una meta positiva para la Eurozona, pero sólo después de que estas reformas y la disciplina fiscal necesaria hayan sido implementados", apuntó. "De no ser así, la implantación de eurobonos carecería de un sustituto para la necesaria disciplina", añadió.
Tipos de interés bajos
Para justificar esta postura, el ministro holandés partió de la siguiente tesis: "Los tipos de interés bajos para la financiación de deuda no garantizan necesariamente que los gobiernos soberanos mantengan un bajo nivel de endeudamiento". Según indicó, "la introducción del euro tuvo un efecto similar en los países periféricos al que se buscaría con los eurobonos".
Con todo, los intereses de financiación en Grecia, Portugal, España e Italia bajaron de "forma masiva" después de la adopción del euro, sin embargo, insistió Kees de Jager, "lo que hemos visto es una falta de compromiso a la disciplina presupuestaria". Así, el funcionario holandés impuso como condición una reducción del endeudamiento y del déficit en estos países como base para "empezar a pensar en un instrumento como los eurobonos".
El ministro se mostró más interesado en la creación de una unión bancaria en Europa, un proceso que según él debería completarse en tres pasos. "En primer lugar, habría que garantizar y probar la capacidad de una supervisión real y global sobre la banca europea". Es decir, imponer un supervisor europeo que sea conocedor absoluto de los riesgos sistémicos de los bancos de la Eurozona. En estos momentos, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) "carece del poder necesario" para ejercer este papel, por lo que habría que debatir si el Banco Central Europeo debería asumir dicha responsabilidad.
En segundo lugar habría que recapitalizar a todos estos bancos "al mismo nivel". Kees de Jager hizo hincapié en este hecho y aclaró que en el caso de que las entidades no pudieran conseguir el capital necesario entonces los gobiernos de los países de procedencia de dichos bancos "tendrían que ayudar a completar la recapitalización".