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Mantener a Grecia implica transferencias fiscales en el euro

  • ¿Cómo diseñar un cortafuegos que evite la posible fuga de capitales?
El presidente del BCE, el italiano Mario Draghi. Anthony Garner.

He dedicado las dos últimas semanas a reunirme con altos cargos políticos del Banco Central Europeo en Berlín, Roma y Madrid para calibrar lo que creen que hace falta para evitar la desintegración de la unión y resolver la crisis económica, bancaria, financiera y de deuda soberana de la Eurozona. Últimamente estamos presenciando un ligero movimiento bancario que podría convertirse en una fuga a gran escala si los resultados de las elecciones griegas conducen a una salida desordenada. Para detener y revertir ese proceso, la Eurozona debe moverse con rapidez hacia un sistema generalizado de seguro de depósitos y una unión bancaria completa.

A los líderes políticos de toda la Eurozona les preocupa la fragmentación y balcanización del sistema bancario, y son conscientes de la necesidad de una unión bancaria que pueda detener y revertir la desintegración, aunque ahí es hasta donde llega el acuerdo. Si los líderes de la UE pudiesen formular y demostrar su compromiso hacia un plan definido de unión completa fiscal, bancaria y política que englobara también la mutualización de la deuda, el BCE estaría dispuesto a adoptar las medidas políticas apropiadas para fomentar la integración y tender un puente hacia una unión más amplia. Una estrategia de éxito conllevaría menos austeridad fiscal inicial y reformas estructurales, un paquete de crecimiento sustancioso y no sólo cosmético, una unión bancaria completa -empezando por un seguro de los depósitos en toda la Eurozona- y una unión fiscal y mutualización de la deuda en la Eurozona.

¿Seguro de depósitos en la UE?

El riesgo de que el ligero movimiento bancario actual pueda convertirse pronto en una fuga a toda regla ha acaparado la atención de los líderes políticos, sobre todo en Fráncfort y Bruselas, donde se preguntan cómo diseñar rápidamente el cortafuegos que podría ser necesario incluso este verano, en el peor de los casos, para Grecia. El BCE sigue capaz y dispuesto a ofrecer liquidez ilimitada a los bancos solventes, aunque según la entidad la principal herramienta para atajar la fuga sería un seguro de depósitos en toda la Eurozona. La mayor resistencia a él en toda la Eurozona proviene de Alemania.

El gran enigma de los eurobonos es que lo que en último término sería aceptable para Alemania (unos eurobonos con pérdida completa de la soberanía fiscal nacional por los Estados miembros de la Eurozona) podría ser políticamente inaceptable para los Gobiernos de la periferia.

Es posible que cuando llegue el momento de tomar medidas y la situación en la zona euro se vuelva insostenible, los alemanes transijan y acepten una forma limitada de eurobonos, al igual que la oposición alemana al seguro de depósitos en la Eurozona podría recibir la aceptación posterior en una situación de emergencia de fuga bancaria.

¿Qué hacer con Grecia?

Mientras los líderes del euro sopesan las grandes cuestiones de cómo lograr una unión más profunda a medio y largo plazo, crecen las fuerzas centrífugas que pueden desembocar en la desintegración a corto. El asunto principal será qué hacer con Grecia en caso de su salida desordenada de la Eurozona (que podría suceder este verano). Para evitar este desenlace, sólo existen dos opciones: facilitar la salida ordenada de Grecia de la Eurozona o aceptar el hecho de que tendrán que pasar al menos dos décadas para que el país solucione sus problemas y establecer una unión de transferencias fiscales para mantener a Grecia en la Eurozona, como las del norte y sur de Italia o este y oeste de Alemania.

Alemania no quiere que la crisis de la Eurozona empeore y conduzca a impagos desordenados, salidas y, finalmente, la desintegración de la zona euro. Es consciente de que la unión monetaria ha sido muy beneficiosa para su economía y que un desenlace desordenado conllevaría grandes pérdidas comerciales y financieras, puesto que Alemania es uno de los principales acreedores de la periferia. El país está dispuesto a considerar, en principio, un proceso de mayor integración de la zona euro, e incluso cierta clase de unión política, pero cree que el proceso llevará tiempo y que no se puede acelerar. Sobre algunas cuestiones clave para resolver la crisis económica, bancaria y soberana de la Eurozona, Alemania no está, por el momento, dispuesta a adoptar un enfoque más flexible.

Se opone a la austeridad fiscal posterior en la periferia de la Eurozona y el estímulo del centro. Como mucho, aceptaría un aumento modesto de los salarios alemanes por encima del crecimiento de la productividad para que el ajuste en la Eurozona fuese menos asimétrico. Además, está en contra de un paquete de crecimiento sustancioso y no sólo cosmético, convencida de que la austeridad y las reformas conseguirán restaurar el crecimiento con el tiempo.

Le preocupa el riesgo crediticio que podría entrañar un seguro de depósitos en la Eurozona y, por ese motivo, es escéptica sobre una transición rápida hacia una unión bancaria completa. También le preocupa que la unión fiscal se convierta enseguida en una unión de transferencias fiscales y sigue oponiéndose a la mutualización de la deuda, ya que implicaría un riesgo crediticio serio para Alemania. Por otra parte, es contraria a la unión de transferencias necesaria para evitar la salida de Grecia de la eurozona.

Habrá que ceder soberanía

Por otro lado, el BCE, la Comisión Europea y las demás grandes economías de la Eurozona están dispuestas a apoyar un proceso que lleve a un paquete de crecimiento sustancioso, una unión fiscal y mutualización de la deuda, unión bancaria completa y unión política. Los miembros de la periferia tendrían que ceder una parte importante de su soberanía económica, fiscal y financiera como medida tranquilizadora.

También están los temores legítimos de Alemania ante el riesgo crediticio excesivo que debería asumir dentro del proceso de una mayor integración y unión. A falta de tal cambio, Alemania no se siente cómoda aceptando una unión más grande y profunda. En todas las grandes cuestiones, se resiste por ahora a las políticas (arriesgadas) necesarias para detener el naufragio a cámara lenta de la eurozona.

Alemania podría decidir al final dar un salto de fe y aceptar un proceso que conduzca a un paquete de crecimiento, restauración del crecimiento y competitividad, unión fiscal y mutualización de la deuda, y detener así la subida viciada de los márgenes en la periferia, unión bancaria y seguro de depósitos que revierta la balcanización del sistema bancario, y unión política que ofrezca legitimidad democrática para una transferencia mayor de poderes de los Gobiernos nacionales hacia el centro federal de la Eurozona.

Sin embargo, la posibilidad de que ocurra lo bastante pronto como para evitar el naufragio a cámara lenta de la Eurozona sigue siendo escasa. Así que, al final, Alemania tendrá que adoptar decisiones difíciles y plagadas de riesgos sobre si está dispuesta a arriesgarse para salvar y reforzar la unión monetaria. Por ahora, sigue sentada en el banquillo sobre estas cuestiones.

Nouriel Roubini, presidente de Roubini Global Economics.

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