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EEUU y Filipinas discuten sobre el mar de China sin mencionar a Pekin

El presidente de EEUU, Barack Obama, y de Filipinas, Benigno Aquino, subrayaron hoy la necesidad de mantener la estabilidad en la región del mar de China meridional, sin mencionar a uno de los actores principales: La propia China.

Obama recibió por primera vez en la Casa Blanca al mandatario filipino, con quien ya había mantenido otra reunión bilateral y otros tres encuentros informales durante cumbres internacionales.

La situación en el Mar de China Meridional fue uno de los temas que trataron durante la reunión en la que subrayaron su intención de seguir estrechando su relación bilateral y la colaboración en la región Asia-Pacífico.

El Gobierno estadounidense ha diseñado una nueva estrategia internacional centrada en la región Asia-Pacífico, ante la creciente influencia de China en la región, en la que Filipinas es un aliado estratégico.

Según la Casa Blanca el mandatario filipino expuso a Obama la evolución de los acontecimientos en la región y ambos subrayaron la importancia de "asegurar la libertad de navegación, el respeto de la ley internacional y no poner trabas al comercio legal".

Los presidentes expresaron su "firme apoyo" a un proceso de colaboración diplomática entre los países de la región que mantienen disputas territoriales para que prevalezca el derecho internacional y evitar la coacción o el uso de la fuerza.

Precisamente Filipinas es uno de los protagonistas en la pugna, al disputarse con China los atolones de Scarborough. Además, Brunei, Malasia, Taiwán y Vietnam se disputan la totalidad o parte de las centenares de islas e islotes por los yacimientos de gas y petróleo que se cree que contiene su subsuelo.

La prensa china había puesto gran atención a este viaje que se produce poco después de que Aquino asegurara que buscará una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, Pekín no obtuvo ni una mención en los escasos minutos que permitieron el acceso a la prensa al Despacho Oval, donde se celebró la reunión.

Según una encuesta realizada en mayo por el periódico conservador chino "Global Times", el 80 por ciento de los encuestados chinos apoyan una solución militar para resolver la disputa.

Quizá a ello se debió la prudencia de ambos mandatarios, pues cualquier comentario de trasfondo militar, como el anuncio de una red de intercambio de información o la reapertura de bases en el país, podría ser interpretado como un gesto hostil por parte de China, que mira con recelo este impulso renovado de EEUU con los países de la región.

El presidente Obama expresó su apoyo a los esfuerzos en curso entro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para llegar a un acuerdo con China sobre un Código de Conducta para la Mar del Sur de China, que cree un marco normativo, incluida la prevención y gestión de conflictos.

"Estamos tratando de asegurarnos de que contamos con un sólido conjunto de reglas y normas que rigen las disputas marítimas en la región", señaló Obama.

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