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Occidentales y árabes quieren más presión de la ONU sobre Damasco tras matanza

Los países occidentales y la Liga Árabe se mostraron hoy a favor de que el Consejo de Seguridad de la ONU incremente la presión sobre Damasco, mediante sanciones y dando mayor poder a los observadores, tras la nueva matanza en la provincia de Hama y tildada de "repugnante" por Naciones Unidas.

"Pedimos al Consejo de Seguridad que inmediatamente tome todas las medidas necesarias para proteger a los civiles sirios y detener todos los actos de violencia", dijo el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, en su comparecencia ante la Asamblea General de la ONU, que hoy dedicó una sesión extraordinaria a Siria.

Al Arabi transmitió un mensaje de urgencia a los Estados miembros de la ONU para que el Consejo "asuma sus responsabilidades" y amplíe el mandato de los observadores desarmados en Siria para entregarles "todos los poderes que les permitan proteger a los civiles sirios y poner fin a los graves crímenes perpetrados" en el país.

Ese capítulo contempla la imposición de sanciones y la puesta en marcha de operaciones militares para tratar de frenar la violencia en caso de amenazas a la paz o actos de agresión.

"Estamos convencidos de que es necesario que Damasco sufra los efectos de una presión fuerte y concertada. El presidente (Bachar) Al Asad ya ha disfrutado el beneficio de la duda durante mucho tiempo", añadió Witig.

La Asamblea había oído ya la férrea condena tanto del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, como del enviado especial a Siria, Kofi Annan, de la matanza de Al Qubeir, en la provincia de Hama, calificada por el primero como "perturbadora y repugnante", además de "barbarie indescriptible".

Los observadores de la ONU se encontraron con el impedimento del Ejército sirio para acceder a la zona y tratarán de hacerlo mañana de nuevo, según fuentes de la ONU, que también detallaron que ninguno de ellos resultó herido en un ataque que sufrió uno de sus vehículos cuando trataban de llegar al lugar de la matanza.

Para los países árabes y occidentales, las trabas del régimen de Al Asad hacia los observadores son ya intolerables, por lo que la mayoría coincidió en defender que "la comunidad internacional debe dar más pasos para incrementar la presión sobre Al Asad", dijo la embajadora adjunta de EEUU ante la ONU, Rosemary DiCarlo.

"Debemos ejercer la presión necesaria sobre el régimen sirio", aseguró el embajador adjunto de Francia, Martin Briens, quien alertó a Al Asad de que "la violación persistente de sus compromisos y la continuación de la represión no quedarán sin consecuencias".

En la sesión de la Asamblea General, Ban Ki-moon alertó de que que el peligro de guerra civil en Siria es "inminente y real", y afirmó que el Gobierno de Al Asad "ha perdido toda la legitimidad", mientras que Kofi Annan acusó al régimen sirio de no cumplir su plan de paz y de no cambiar sus tácticas.

El embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, aseguró en su intervención que las sanciones contra Damasco no funcionan como tampoco lo hacen "las categóricas peticiones de cambio de régimen", ni tampoco el envío de armas y ayuda financiera a la oposición.

Churkin responsabilizó de la violencia del país árabe a "malhechores" que quieren que la nación se suma en una guerra civil.

Rusia y China son los principales valedores de Al Asad a la hora de evitar la condenas y las sanciones del Consejo de Seguridad, ante el que hoy comparece Annan para presentar nuevas medidas que revitalicen su plan de paz, aunque el foco en el Consejo se centra en cómo lograr acuerdos para impulsar el inicio de la transición.

La comunidad internacional está conmocionada ante las recientes matanzas en Siria, como la del miércoles en Al Qubeir y en particular la de Hula, donde el pasado 25 de mayo murieron un centenar de personas.

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