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Tras la toma del aeropuerto, los libios preguntan por el Estado

TRÍPOLI (Reuters) - Invadir el mayor aeropuerto internacional de Libia fue vergonzosamente fácil: los atacantes cortaron la valla de alambre del perímetro a plena luz del día, y después condujeron hasta la pista mientras los jefes de seguridad del aeropuerto se quedaban de pie mirando.

La ocupación del aeropuerto de Trípoli durante varias horas el lunes por parte de una milicia armada ha hecho que los legisladores en Europa y Estados Unidos se pregunten qué clase de país ayudaron a crear el año pasado cuando se sumaron a la campaña para derrocar a Muamar el Gadafi.

Libia, que tiene las mayores reservas de petróleo comprobadas de África, está libre de la represión de Gadafi, pero es un país caótico en el que, casi un año después de que terminara la revuelta, el Estado apenas existe.

La basura se amontona sin recoger en calles suburbanas, los conductores aparcan en medio de las autopistas y, como subrayan incidentes como el ataque al aeropuerto, milicias desarrapadas que sólo responden a sus comandantes son más poderosas que la policía y el Ejército.

"¿Cómo puede esta gente (...) cerrar el aeropuerto así?", preguntó Adel Salama, activista civil en Zintan, la ciudad de donde procedían los combatientes que solían controlar el aeropuerto antes de ceder la tarea al Gobierno central en abril. "¿Dónde está el estado?".

El martes, los milicianos que habían atacado el aeropuerto se habían marchado y el personal estaba en sus puestos. Un avión de Austrian Airlines despegó en dirección a Viena en el primer vuelo de salida desde el ataque.

Los inversores extranjeros, que ya sabían que Libia era un lugar peligroso, ahora probablemente serán aún más cautos. El incidente en el aeródromo se produjo el mismo día que el viceprimer ministro libio, Mustafa Abushagur, estaba en EEUU intentando persuadir a las empresas de que acudan a invertir allí.

FALLOS DE SEGURIDAD

El ataque sobre el aeropuerto fue obra de miembros de la Brigada al Awfea, una milicia voluntaria de la ciudad de Tarhuna, unos 80 kilómetros al sureste de Trípoli.

Los milicianos creían que su líder había sido detenido por las fuerzas de seguridad en la capital y su objetivo era tomar el aeropuerto como forma de presión para que sus captores le liberasen. Salieron del aeropuerto el lunes por la noche tras las negociaciones.

El ministro del Interior, Fawzi Abdel A'al, dijo a Reuters el martes que el Gobierno había gestionado adecuadamente el suceso.

"La democracia aún es nueva para el pueblo libio y mucha gente no sabe cómo utilizar su libertad de forma correcta", explicó. "Tienen demandas que creen son legítimas. Creen que esto (intentar capturar puntos estratégicos) es la mejor forma de expresar su ira".

"El Gobierno prefiere utilizar el diálogo primero, las negociaciones, para resolver los problemas", dijo el ministro. "Lo que pasó ayer es una lección (para cualquiera que intente protestas similares). Les detuvimos, les pusimos bajo investigación y tomamos sus armas.

Sin embargo, testimonios recogidos por Reuters de testigos y empleados señalan a grandes agujeros en el mecanismo de seguridad que debía proteger el aeropuerto.

Se produjeron una serie de errores, una falta de recursos adecuados y la ausencia de una coordinación de seguridad, todos los problemas que han caracterizado a Libia desde el fin de los 42 años de gobierno de Gadafi.

Pese a todo el caos y los problemas de seguridad, la mayoría de los observadores dicen que Libia está haciendo progresos.

Los grupos dispersos que controlan el país muestran capacidad para resolver sus diferencias a través de negociaciones, como terminó ocurriendo en el aeropuerto.

La guerra civil que predijeron los hijos exiliados de Gadafi no se ha materializado, y el país se dirige a sus primeras elecciones, un hito que debería dar más legitimidad a las nuevas autoridades.

La seguridad también está mejorando poco a poco. Ejército y policía reclutan gente todo el tiempo, y algunos de sus reclutas son enviados al extranjero para recibir formación, mientras las milicias se desbandan lentamente.

"Es probable que el incidente del aeropuerto asuste a la gente al principio, pero las empresas están esperando a ver qué pasa tras las elecciones", dijo una fuente diplomática occidental. "No creo que les detenga a largo plazo".

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