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Obama asegura que EEUU vuelve de Irak con la cabeza alta

FORT BRAGG, EEUU (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio la bienvenida a casa el miércoles a algunos de los últimos militares que regresan de Irak en un final simbólico a casi nueve años de guerra que ha tensado la capacidad de las fuerzas armadas estadounidenses y ha causado un daño duradero a su posición internacional.

En un discurso ante los soldados en la base de Fort Bragg, en Carolina, sede de la famosa división aerotransportada 82, Obama no llegó a declarar la victoria en Irak pero calificó la mejora del conflicto de "un logro extraordinario".

"Es más difícil ganar una guerra que comenzar una", dijo ante unos 3.000 soldados reunidos en un hangar que interrumpieron su discurso con gritos y vítores.

A pesar de que siguen las dudas sobre si Estados Unidos debió haber invadido el país de Oriente Próximo, las últimas tropas "cruzarán la frontera al dejar Irak con la cabeza bien alta", aseguró.

"Por supuesto, Irak no es un lugar perfecto. Pero estamos dejando un estado soberano, estable y que depende de sí mismo, con un gobierno representativo que fue elegido por su propio pueblo", afirmó. "Estamos cerrando una guerra no con una batalla final, sino con una marcha final a casa".

La guerra ha costado la vida de 4.500 soldados estadounidenses y al menos 60.000 iraquíes. Obama dijo el martes que el coste económico ha sido superior a un billón de dólares - una importante contribución al enorme déficit público del país.

Las primeras reacciones en Irak fueron de júbilo, y en Faluya, una de las ciudades más afectadas por la guerra, unas 3.000 personas salieron a celebrar la retirada, quemando banderas estadounidenses, mostrando pancartas como "Faluya: ciudad de la resistencia" y fotografías de vecinos muertos durante la ocupación.

"La celebración supone un día histórico para la ciudad de Faluya y deberíamos recordar a los mártires que sacrificaron su sangre por el bien de la ciudad", dijo a la multitud Dabi al Arsan, vicegobernador de la provincia de Anbar.

Esta semana quedaban unos 5.500 soldados estadounidenses en Irak, frente a los más de 170.000 que llegó a haber.

"Como vuestro comandante en jefe y en nombre de una nación agradecida, estoy orgulloso de decir finalmente estas tres palabras: bienvenidos a casa, bienvenidos a casa, bienvenidos a casa", dijo ante la ovación de los soldados.

PROMESA ELECTORAL

Terminar con la presencia de los soldados estadounidenses en Irak fue una de las promesas que ayudaron a Obama a ganar las elecciones de 2008 y va a permitir a la Casa Blanca centrarse más en la situación en Afganistán y en los problemas económicos internos, siendo el desempleo una de las principales preocupaciones de los votantes.

Pero el debate sobre la estrategia de salida se ha encendido. Los detractores del presidente le acusan de ignorar las advertencias de los mandos estadounidense e iraquí sobre los peligros de mantener el calendario que establecieron los asesores de Bush para salir del país en diciembre de 2011, que ha cumplido a rajatabla.

Los aspirantes republicanos a ser su rival en las elecciones de noviembre del año que viene y algunos expertos políticos sostienen que las fuerzas de seguridad iraquíes no están bien equipadas para mantener el orden en un país productor de petróleo y han advertido de que la retirada podría envalentonar a una insurgencia aún activa, así como al vecino Irán.

Mitt Romney, uno de los principales aspirantes a lograr la candidatura republicana de cara a los comicios de 2012, dijo en una carta abierta a Obama publicada el miércoles, que las "palabras de bienvenida a nuestros soldados que regresan no son suficientes" y calificó de "afrenta" el que el paro entre los veteranos de la guerra de Irak esté por encima del 11 por ciento, varios puntos superior a la media nacional.

Obama debe su presidencia en parte a su oposición a la guerra de Irak, que fue tremendamente impopular durante los dos mandatos del presidente George W. Bush, cuyas afirmaciones de que el líder iraquí Sadam Husein ocultaba armas de destrucción masiva y apoyaba a Al Qaeda resultaran ser falsas.

Ya en el poder, Obama actuó rápidamente para disminuir la presencia militar en lo que sus asesores llamaron "la guerra de Bush" y centrarse más en Afganistán y su vecino Pakistán, que ha calificado del terreno de batalla olvidado en la guerra contra Al Qaeda.

Los comentaristas han calificado este conflicto a su vez de "la guerra de Obama" y creen que su presidencia será juzgada más por lo que ocurra en este país que por lo sucedido en Irak.

"Ha sido un camino difícil", dijo el sargento Millard View, que ha servido en Irak cada año desde el inicio de la guerra en marzo de 2003 y volvió a Estados Unidos en abril.

"Cada soldado ha tenido que ser un militar por un lado y un alcalde por otro", agregó.

(Información adicional de Matt Spetalnick y de Fadhil al Badrani en Faluya; Traducido por Teresa Larraz)

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