
Las autoridades filipinas elevaron a 58 el número de muertos por los tifones Nesat y Nalgae, que golpearon el norte del país de forma consecutiva en menos de una semana y dejaron a miles de personas aisladas por las inundaciones.
El servicio meteorológico (Pagasa) indicó que 'Nalgae', el último en golpear Filipinas el pasado sábado, se alejó por la costa noreste del país después de arrasar varias provincias del norte de la isla de Luzón.
Ambos temporales combinados han afectado a 2,9 millones de personas y han causado, al menos, 34 desaparecidos.
Los equipos de rescate siguen trabajando para rescatar a los 28 desaparecidos por 'Nesat' y los seis por 'Nalgae', mientras las autoridades siguen recabando datos de víctimas en las zonas más aisladas por las inundaciones.
Al menos 29 de los fallecidos son menores que, al igual que el resto de víctimas, perecieron ahogados, golpeados por árboles derribados por el vendaval, sepultados por desprendimientos de tierra o electrocutados.
Aunque el tifón 'Nalgae' abandonó el sábado el país, las lluvias han continuado de forma intermitente al norte del país y sigue existiendo riesgo de riadas en las zonas más bajas a medida que baja el agua de las áreas montañosas, ya que la tierra está saturada y no puede absorber más agua.Al menos 164.000 personas siguen siendo atendidas en los centros de evacuación provistos por el Gobierno, donde han aflorado problemas de salubridad y otras 190.000 están refugiadas en casas de familiares o amigos.
El país se prepara ahora para la llegada de una nueva depresión tropical, bautizada por los filipinos como 'Ramon' y que puede golpear el centro del archipiélago a partir de mañana convertido en un tifón si sigue ganando fuerza.