BEIRUT (Reuters) - El jefe de la Liga árabe Nabil Elaraby se reunió el sábado con el presidente sirio, Bashar el Asad, para pedirle que haga reformas y ponga fin al derramamiento de sangre, pero mientras se celebraba la reunión un grupo activista dijo que las tropas de Asad habían matado a seis personas en su campaña de represión de la disidencia.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, indicó que cinco personas habían muerto el sábado en el barrio de Bab Amro, en Joms, durante un ataque del Ejército y las fuerzas de seguridad. Además, un hombre de 45 años fue abatido por las fuerzas de seguridad en un punto de control en la provincia norteña de Idlib.
Asad ha respondido a los casi seis meses de protestas callejeras, inspiradas por los levantamientos árabes que han derrocado a tres líderes norteafricanos, con una mezcla de represión y promesas de reformas que han sido rechazadas por los manifestantes.
En un principio se esperaba que Elaraby viajara a Damasco el miércoles, pero los diplomáticos árabes señalaron que su visita se había aplazado por petición de Siria, reflejando la incomodidad en Damasco sobre cualquier crítica o intervención exterior.
Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe, formada por 22 estados, dijeron a Siria hace dos semanas que trabajara para poner fin a los meses de violencia "y recurra a la razón antes de que sea demasiado tarde".
La organización, con sede en El Cairo, se ha visto presionada para ser más directa en sus declaraciones después de las revueltas que derrocaron a los líderes de Túnez y Egipto y llevaron a la caída del líder libio Muamar el Gadafi, gracias a una intervención militar de la OTAN respaldada por la Liga Árabe.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones a Siria y las potencias regionales son cada vez más críticas con Asad, pero ningún país ha propuesto una intervención militar internacional como la que derrocó a Gadafi.
Las autoridades de Damasco culpan a grupos armados de la violencia y dicen que 500 soldados y policías han muerto desde que comenzaron las protestas en la ciudad sureña de Deraa a mediados de marzo.
Naciones Unidas cree que 2.200 personas han muerto en el levantamiento, mientras que una organización de base siria dice que las fuerzas de seguridad han matado a 3.000 civiles.
Siria ha prohibido el acceso a la mayoría de los medios independientes, complicando la comprobación de las afirmaciones de activistas y autoridades.
BUSCAR AYUDA EXTERIOR
Los activistas dicen que seis personas murieron el viernes tras las protestas que siguieron a las plegarias de mediodía.
En un cambio de su retórica, los manifestantes pidieron protección internacional para detener las muertes de civiles en lo que se ha convertido en una de las respuestas más violentas a las protestas de la 'primavera árabe' que se ha extendido por Oriente Próximo y el norte de África.
"¿Dónde está la comunidad internacional?", exclamaban los manifestantes en el suburbio de Qudsaya, en Damasco.
En Hajar al Aswad, al sur de Damasco, los manifestantes portaban una gran bandera siria a rayas verde, blanca y roja, que se utilizaba hace medio siglo antes de que el partido Baath de Asad tomara el control de Siria.
"Después de estos asesinatos y ataques, ¿dónde está la protección internacional?", decía una pancarta que portaban los manifestantes cantando "El pueblo quiere la ejecución del presidente".
El poderoso vecino de Siria Turquía ha indicado que se le está acabando la paciencia ante la falta de progresos en sus esfuerzos para convencer a Asad de que detenga los ataques militares.
La Unión Europea, que prohibió la importación de petróleo sirio la semana pesada, se acercó el viernes hacia la prohibición de inversiones en la industria petrolera, según diplomáticos europeos. Siria es sólo un pequeño productor de petróleo, pero casi todas sus exportaciones del año pasado las compró Europa, y las firmas petroleras europeas tienen inversiones allí.
Sin embargo, no ha habido indicios de interés en occidente por una operación militar similar a la de Libia. Siria tiene tres veces más población que Libia, y a diferencia de la Libia de Gadafi, tiene estrechas relaciones con sus vecinos en los espinosos conflictos de Oriente Próximo.
Siria ha tenido un fuerte aliado local en Irán, pero en un inusual indicio de incomodidad, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, instó a Asad esta semana a abrir negociaciones con la oposición, diciendo que una represión militar "nunca es la solución adecuada".
Irán aplastó sus propias protestas callejeras contra el gobierno en 2009, tras la discutida reelección de Ahmadineyad.
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