
Los disturbios de Londres protagonizados por saqueos y enfrentamientos con la policía por las calles de algunos de los barrios británicos más conocidos, se han convertido en un elemento principal en lo que a la imagen política se refiere.
Varios sectores han comenzado a criticar la actuación del Ejecutivo británico debido a la tardanza en personarse en la capital tras los primeros disturbios, alegando que gran parte del conflicto y los saqueos se podrían haber evitado con una presencia más rápida en la zona.
El domingo por la mañana, tras saltar la noticia de los primeros enfrentamientos durante la noche del sábado, el Primer Ministro David Cameron se encontraba en la Toscana zanjando la polémica por la camarera que hace unas semanas se negó a servirle el café, según recoge The Telegraph.
Por su parte, Boris Johnson, el alcalde de Londres, estaba de vacaciones en las Montañas Rocosas canadienses cuando recibió la noticia de lo ocurrido en su ciudad.
El regreso a Inglaterra, organizado en primer lugar por el equipo de Johnson, fue parte de la lucha que mantienen los dos políticos dentro de su propio partido.
Imagen dañada
La situación geográfica permitió la llegada de Cameron en primer lugar, sin embargo su política ha sido muy criticada desde que se viera inmerso en el escándalo referente a las escuchas ilegales protagonizadas por el periódico propiedad de Rupert Murdoch, News Of the World.
Así mismo, también ha surgido la duda por la posibilidad de garantizar la seguridad y tranquilidad durante los próximos Juegos Olímpicos, que tendrán lugar en 2012. Mientras el Comité Olímpico Internacional ha expresado su confianza en la capacidad de las autoridades británicas de mantener el buen funcionamiento de los juegos, otros eventos que tenían lugar en las próximas semanas han sido cancelados, según recoge BBC.
Tras el discurso de ayer del Primer Ministro en el que aseguraba que terminaría con las revueltas con una mayor cantidad de efectivos de la policía, los propios ciudadanos se han encargado de organizarse para limpiar e intentar volver a la normalidad.