Va siendo hora de que el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) proceda de un país emergente. Desde hace 65 años, el director del FMI es europeo y el presidente del Banco Mundial estadounidense. Los emergentes sólo tendrán posibilidades si se unen para apoyar a un candidato sólido. Pero seguramente les falta organización para hacerlo, por lo que el puesto irá a parar, una vez más, a un europeo. La favorita por el momento es Christine Lagarde.
Sin embargo, hay tres motivos por los que Europa ya no puede reclamar la dirección general. Primero, muchos gobiernos de los emergentes han sabido gestionar sus economías durante la última década mejor que Europa. Hablo en particular de las deudas excesivas que muchos países europeos han acumulado. Segundo, los europeos han errado tres veces seguidas en su elección del director gerente del FMI. Los últimos tres han dimitido antes del fin de su mandato. Tercero, muchos de los mejores candidatos proceden de los mercados emergentes.
Agustín Carstens, actual gobernador del Banco Central de México. Le describen como el líder del grupo porque su Gobierno no ha perdido el tiempo en nominarle. Tiene experiencia en el FMI. Sin embargo, ni siquiera América Latina está unida en torno a él (Brasil, por ejemplo, no le apoya) y mucho menos otros países en desarrollo. Probablemente los demás le consideran demasiado próximo a Estados Unidos. Y a este país podría preocuparle que mermara sus aspiraciones a presidir el Banco Mundial.
Arminio Fraga, ex gobernador del Banco Central de Brasil, es otro buen candidato. Sin embargo, no está claro si los gobiernos, incluso en América Latina, vayan a apoyar a alguien procedente del mayor país de la región, por celos. Es improbable que México apoye a un candidato de Brasil.
Tharman Shanmugaratnam es mi candidato favorito. Ha sobresalido como ministro de Economía de Singapur y acaban de ascenderle a viceprimer ministro. En marzo le nombraron para dirigir el Comité Monetario y Financiero Internacional, el panel de ministros que asesora al FMI en cuestiones de estrategia dos veces al año. Puedo dar fe de la inteligencia de Shanmugaratnam porque fue alumno mío en Harvard entre 1988 y 1989. Además, tiene grandes habilidades políticas. Y otros mercados emergentes podrían darle su apoyo, al no sentirse amenazados por Singapur.
Sri Mulyani Indrawati se convirtió en 2010 uno de los tres directores gerentes del Banco Mundial, supuestamente después de tener que abandonar la cartera de ministra de Economía de Indonesia por hacer demasiado bien su trabajo.
Leszek Balcerowicz (ex ministro de Economía polaco, viceprimer ministro y gobernador del Banco Central) es un candidato creíble. Polonia supondría un punto medio, al ser a la vez europea y mercado emergente.
Trevor Manuel tuvo mucho éxito como ministro de Economía de Sudáfrica y convendría aprovecharle más de lo que está haciendo el Gobierno.
Otros candidatos...
Zhu Min, ex vicegobernador del Banco Popular de China y actual alto funcionario del FMI, es otro candidato obvio.
Se me ocurren otros tres que lo harían igual de bien pero que no son rivales tan activos como los anteriores:
Kemal Dervis (ex ministro turco de Economía) habría sido excelente, pero abandonó el combate al principio.
Stanley Fischer es un economista y director estelar, al que creo que debieron elegir en 2001, cuando era vicedirector general del FMI. Nació en Zambia y tenía el apoyo de un número sorprendente de países africanos. Era la persona ideal para el puesto y seguramente lo siga siendo.
Montek Ahluwalia, el último de los diez, es vicepresidente de la comisión de planificación de la India, un puesto mucho más importante de lo que parece. Pero se supone que el candidato no debe haber cumplido los 65, lo que le dejaría fuera (como a Fischer).
El próximo viernes, 10 de junio, termina el plazo para presentar candidaturas. Cualquiera de estos diez haría un buen trabajo. Personalmente, animaría a los gobiernos emergentes a apoyar juntos a Shanmugaratnam, pero lo más probable es que no logren unirse. Y ganará Lagarde.