SANÁ (Reuters) - El presidente yemení, Ali Abdulá Saleh, resultó herido leve el viernes en el bombardeo de su palacio en Saná al intercambiarse los combates en la capital del empobrecido país, que se hundía en una guerra civil.
Saleh, que afronta una revuelta sin precedente contra sus casi 33 años en el poder, dijo que siete personas murieron cuando una mezquita en el recinto presidencial fue bombardeada por la poderosa tribu Hashed, liderada por Sadeq al Ahmar, que ha combatido a las fuerzas leales al presidente en Saná.
"Saludo a nuestras fuerzas armadas y a nuestras fuerzas de seguridad por plantarse firmemente para afrontar este desafío de una banda de criminales que no tiene nada que ver con la llamada revolución juvenil", dijo el presidente en una intervención de la que solo se escuchó el sonido difundida por la televisión.
Saleh sufrió heridas leves pero está "bien", según manifestó previamente el viceministro de Información, Abdu al-Janadi, en una rueda de prensa.
Un diplomático occidental en el país del golfo Pérsico dijo que el primer ministro, el viceprimer ministro, el presidente del Parlamento y otros cargos importantes también resultaron heridos.
Las potencias mundiales están preocupadas porque Yemen, donde se ha establecido una rama de Al Qaeda conocida como AQAP y que es vecino del mayor exportador de petróleo del mundo, Arabia Saudí, temiendo que pueda convertirse en un estado fallido que represente un riesgo para la seguridad y el suministro de petróleo mundial.
Esta semana el país se ha acercado peligrosamente a una guerra civil, con combates entre las fuerzas de la tribu Hashed y las tropas aún leales a Saleh en la capital y el resto del país.
Más de 370 personas han muerto, al menos 155 de ellas en los últimos 10 días, desde enero, cuando estalló un levantamiento para poner fin a los casi 33 años en el poder de Saleh. El viernes, la capital fue escenario de fuertes combates, y sus habitantes se escondían en sus hogares mientras la ciudad se veía sacudida por explosiones.
"un cobarde ataque con proyectiles explosivos tuvo lugar durante las oraciones del viernes en la mezquita del palacio presidencial (...) en la que estaba Saleh y altos cargos del Gobierno", informó la agencia estatal de noticias Saba.
El Gobierno culpó a la tribu de Hashed, pero Ahmar negó cualquier vinculación con el ataque, después de que fuerzas leales al presidente bombardearon las viviendas de los líderes de la tribu, y acusó al propio Saleh de preparar el ataque para justificar una escalada de la violencia.
Las sospechas han recaído también sobre el general Ali Mohsen, que en abril se unió a la oposición y que envió a sus tropas a proteger a los manifestantes anti Saleh.
CONSECUENCIAS
Estados Unidos condenó la escalada de la violencia y pidió a una transferencia de poder ordenada y pacífica.
"La violencia no puede resolver los temas que confrontan a Yemen, y los eventos de hoy no pueden ser una justificación de una nueva ronda de enfrentamientos", dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, en un comunicado.
El secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo, Abdulatif al Zayani, también pidió a todas las partes que cesen la violencia, asegurando que ninguna de ellas saldrá beneficiada. El organismo regional está tratando de mediar en un acuerdo de transición de poder.
"Los peligros que un Yemen fracasado suponen para la región son demasiado horribles para tenerlos en cuenta", dijo Ghanem Nusebeih, fundador de Cornerstone Global Associates y analista senior de Political Capital.
"Las consecuencias serán en el ámbito de la seguridad, así como en el económico. AQAP, sobre todo, encontrará alivio en un Yemen hundido, y ponen en peligro al resto del Consejo del Golfo y esto tendrá consecuencias para la piratería en el golfo de Adén", agregó.
Al aferrarse al poder, Saleh ha exasperado a sus ex aliados estadounidenses y saudíes, que antes lo consideraban un socio clave en los esfuerzos para combatir a la ambiciosa rama local de Al Qaeda, conocida como Al Qaeda en la Península Arábiga.
El presidente se ha negado tres veces a firmar un acuerdo de transición mediado por sus vecinos del golfo Pérsico, que contempla su renuncia a cambio de inmunidad judicial. El veterano político se aferra al poder a pesar de la presión internacional para que dimita y la deserción de ministros y líderes militares.
Yemen registra múltiples conflictos, con protestas callejeras entre grupos tribales y fuerzas de Saleh en Saná, levantamientos populares en todo el país y combates contra AQAP y otros integristas islámicos que tomaron el control de la ciudad costera de Zinjibar.
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