
Hace cinco años, el 2 de junio de 2006, Goldman Sachs anunciaba la designación de Lloyd Blankfein como consejero delegado. Hoy, unos lo consideran el rey de la máquina que alimenta Wall Street; otros, la mano que mueve los hilos del vampiro que chupa la sangre de los ciudadanos. Sin embargo, para buena parte de los mortales, Blankfein sigue siendo una incógnita, pese a haber capitaneado al banco de inversión durante los momentos más duros de su historia. El trabajo "de un dios", como él mismo reconoció a The Times en plena vorágine subprime. Posteriormente se arrepintió de este vanidoso comentario.
Es cierto que el alma mater de Goldman forma parte del Olimpo de los dioses del sector financiero y su salario, 70 millones de dólares al año, bien haría que a Zeus se le desencajara la mandíbula.
Poco queda ya de aquel chaval, hijo de un cartero y una recepcionista, que vendía refrescos en el estadio de los Yankees y vivía en los edificios de protección oficial del Bronx. Por aquel entonces ya apuntaba maneras y es que, como él mismo reconoció al New York Times, "la bandeja era muy pesada y subir escaleras para llevarme una comisión de dos centavos parecía un negocio poco eficiente". Hoy, con más de 500 millones de dólares en acciones de Goldman, Blankfein todavía se considera un trabajador de "cuello azul", la forma de referirse a la clase obrera de EEUU.
Su historia con Goldman Sachs
Su fulgurante carrera comenzó tras conseguir una beca para estudiar en Harvard, donde consiguió el título de abogado. Después de tres años de prácticas como letrado decidió probar suerte en el apetitoso sector financiero. No lo consiguió: Goldman Sachs rechazó su solicitud. Sin embargo, en 1981 comenzó a trabajar en J. Aron, una compañía especializada en la inversión en commodities, que posteriormente fue absorbida por Goldman. Y el sueño de Blankfein se hizo realidad. Después de asumir diferentes cargos de responsabilidad en la compañía, en 2006 sustituyó al frente de la misma a Henry Paulson.
Cinco años más tarde, los escándalos han trastocado la imagen de Blankfein y la de la compañía. Las acusaciones de fraude de la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC), el posible perjurio ante el Congreso o, más recientemente, las relaciones con Libia, dejan un sabor amargo.
Con un futuro incierto, el todopoderoso Blankfein se ha encargado de dejar su semilla en Goldman, donde ya trabajan dos de sus tres hijos, Alex y Jonathan. Larga vida al rey? y a su séquito.
El currículum
Personal: nació en el Bronx neoyorquino el 20 de septiembre de 1954. Está casado con la abogada Laura Jacobs Blankfein, con la que tiene tres hijos.
Formación: se licenció en Derecho en Harvard.
Carrera: trabajó como abogado en el bufete Donovan, Leisure, Newton & Irvings antes de entrar en J. Aron, la división de materias primas de Goldman Sachs.