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Las revoluciones populares no garantizan la democracia

NACIONES UNIDAS (Reuters) - Cientos de miles de manifestantes han abarrotado plazas, gritado eslóganes, ondeado pancartas y las fuerzas de seguridad se han quedado inmóviles, el denigrado déspota ha dimitido o ha huido al extranjero.

¿Y ahora qué?

Es una cuestión no sólo para los egipcios que el viernes derrocaron al presidente Hosni Mubarak. Es lo que se han preguntado las personas responsables de las revoluciones que han derrocado regímenes tiránicos en decenas de países en las últimas décadas.

La euforia rara vez dura mucho. Es sustituida por el reto de construir una sociedad democrática y justa y cumplir las expectativas de quienes les han respaldado, que pueden estar motivados por dificultades económicas o por amor a la libertad política.

Los estudios muestran un índice mixto de éxitos a largo plazo en los levantamientos populares, como los que acaban de sacudir los estados árabes de Egipto y Túnez.

"Muchas transiciones de gobiernos autoritarios no conducen a la libertad", dijo en 2005 un informe del grupo de derechos con sede en Washington Freedom House, titulado "Cómo se gana la libertad: Desde la resistencia civil a una democracia duradera".

"La oportunidad de libertad tras una apertura política representada por la caída de un (líder) autoritario por sí misma no garantiza un resultado óptimo para la libertad a largo plazo", agregó.

De los 67 países que analiza el informe, en los que se han producido transiciones de gobiernos autocráticos en la anterior generación, 35 eran "libres", 23 eran "parcialmente libres" y nueve "no eran libres" cuando se publicó el informe, según sus conclusiones.

Algunos factores que contribuyen a una democracia duradera son una coalición fuerte y cohesionada antes del cambio y que la oposición no persiga tácticas violentas, dijo el informe.

Por el contrario, según analistas, las posibilidades de crear una democracia estable puede verse dañada si la oposición alcanza un acuerdo con las fuerzas de seguridad para derrocar a un gobernante - algo que algunos sospechan que podría haber sucedido en Egipto.

Daniel Serwer, ex alto cargo del Departamento de Estado de EEUU, dijo que en Serbia, los manifestantes prometieron a los servicios de seguridad que si ayudaban a derrocar al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en 2000 no serían perseguidos por acciones pasadas.

"El acuerdo ha perjudicado la transición democrática de Serbia, que no obstante ha avanzado en la dirección correcta", dijo Serwer, que ahora es miembro de la Johns Hopkins School of Advanced International Studies.

"Los egipcios probablemente afrontarán un problema similar: han confiado en la fuerzas armadas para echar a Mubarak. La cuestión ahora será si las fuerzas armadas permitirán una revolución minuciosa", añadió

ANTECEDENTES DEMOCRÁTICOS

Algunos analistas creen que las posibilidades de un cambio duradero se ven impulsadas si un país tiene al menos algún antecedente de democracia.

Ése fue el caso de Filipinas, donde el dictador Ferdinand Marcos, derrocado tras un levantamiento popular en 1986, había comenzado como un presidente elegido, y con la mayoría de los estados del Pacto de Varsovia que derrocaron sus gobiernos comunistas soviéticos en 1989 y posteriormente se integraron en la Unión Europea.

Sólo hubo graves episodios de violencia en uno: Rumanía.

La excepción que confirma la norma entre los estados europeos del ex bloque soviético es Bielorrusia, un país con su propio idioma pero poca historia como nación independiente y dominada por Moscú durante mucho tiempo.

Mientras sus vecinos bálticos Letonia, Lituania y Estonia, geográfica y culturalmente próximos a Escandinavia, son considerados modelos de democratización, el presidente bielorruso desde 1994, Alexander Lukashenko, ha sido calificado por los líderes occidentales como el último dictador de Europa.

Irán estuvo gobernado por monarcas hasta que el derrocamiento del último sah, Mohammad Reza Pahlavi, en 1979 durante la revolución islámica. Por coincidencia, el régimen real cayó el 11 de febrero, exactamente 32 años antes de que Mubarak fuera expulsado en Egipto.

Ya que la violencia la emplearon ambos bandos en Irán, el país entró en la categoría de Freedom House de naciones que corrían riesgo de perder los avances democráticos. Los moderados islamistas pronto fueron dejados a un lado por los ultraconservadores para formar un estado teocrático que es gobernado en la práctica por clérigos que no han sido elegidos en las urnas.

Pero David Cortright del Instituto para la Paz Internacional en la Universidad de Notre Dame, Indiana, EEUU, dice que Irán ha tenido elecciones democráticas - al menos hasta 2009, cuando manifestantes opositores calificaron los comicios presidenciales de amañados.

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