12 de enero del 2010, la tierra se abrió y tragó literalmente Haití, el país más empobrecido del hemisferio occidental. Un año después, 12 de enero del 2011, la población de este país caribeño sigue sumida en la miseria más ignominiosa y abyecta.
Como si fuera poco, al terremoto se ha añadido un cólera que ya ha causado miles de muertes. Según estudios epidemiológicos y bacteriológicos preliminares de científicos estadounidenses y franceses, dicha epidemia de cólera habría sido importada supuestamente por los mismos soldados de la ONU provenientes de Nepal.
Lamentablemente, se está cumpliendo el pronóstico de hace un año respecto a la incapacidad de la Comunidad Internacional de aportar una respuesta sincera y efectiva a los problemas de este país. Si bien no se pueda dejar de lado la relativa incompetencia y corrupción del gobierno (y digo relativa incompetencia porque Haití hace tiempo que no está siendo gobernado por haitianos, sino de facto por la Comunidad Internacional y un gran número de organizaciones no gubernamentales-ONGs), la manera en que se ha llevado a cabo la ayuda internacional a Haití es parte del problema.
Cooperación internacional
Una plétora de especialistas humanitarios constituidos en ONGs, han llovido sobre el país para acaparar la mayor parte de esta ayuda. Vienen estos turistas humanitarios de casi todos los países donantes. La mayoría son jóvenes e inexpertos. Llegan al país como si de un laboratorio se tratara para llevar a cabo sus experimentos, y siempre fracasan.
En este país devastado, llevan un estilo de vida que daría envidia a cualquier ciudadano medio de un país del Norte. Así, buena parte de la ayuda se gasta en salarios de estos "especialistas humanitarios", en reuniones de esos, viajes e informes para que expliquen que tan mísera es la población de este país.
El gobierno de Haití no tiene control efectivo sobre ellos ya que representan a los países donantes. La mayoría de estas ONGs ni siquiera están registradas en el Ministerio de Planificación y de Cooperación Externa de Haití, que es la institución que supuestamente debe coordinar sus actuaciones en el país.
El dinero desembolsado para la ayuda simplemente no llega a la gente más necesitada de Haití y como un bumerán vuelve, a través de los salarios y minutas exhorbitantes de esos turistas humanitarios colaboradores de las ONGs, a los países donantes.
ONGs
Hace falta desde luego un cambio de paradigma en la cooperación con Haití, y de paso con los países del tercer mundo en general. Cuando la cooperación internacional se hace a través de ONGs lo único que se logra es el debilitamiento, aun más acelarado si cabe, de las instituciones del país beneficiario de la ayuda.
No existe ningún país que se ha desarrollado con instituciones débiles, y el cometido de las ONGs no es precisamente la creación de instituciones fuertes que puedan acompañar un proceso de desarrollo. Este rol lo tiene un gobierno "legítimo".
Evidentemente no se trata de hacer tábula rasa de absolutamente todas la ONGs ya que existen en el país algunas que sí están haciendo una buena labor con acompañamiento del gobierno, tal como debe de ser en una relación de respeto hacia los que necesitan asistencia.
Infraestructuras sociales y físicas
Resulta curioso que las pocas ONGs que hacen un trabajo responsable y efectivo en el país, y no quiero dar nombres para evitar hacer publicidad, lo están haciendo con el gobierno. En cambio no se ve resultado alguno para las otras ONGs que argüen la corrupción en el gobierno, que por cierto no es de negar, y que por lo tanto la ayuda debería fluir a través de ellas. Lo que sí es verdad, estas últimas no faltan en presentar informes tras informes sobre el dinero recibido y cómo se ha gasta; sin embargo, los resultados sobre el terreno brillan por su ausencia.
De continuar con la forma actual de cooperación internacional a través de las ONGs, sólo se conseguirá empeorar el problema de Haití ya que este modelo debilita el Estado.
El desarrollo de un país pasa por la creación y fortalecimiento de infraestructuras tanto sociales como físicas. En este sentido se podría pensar por ejemplo en un sistema judicial que funciona con representantes de la ley bien remunerados para poner en jaque la corrupción, y la construcción de grandes redes de carretera para que los productos agrícolas provenientes de la zona rural no se pudran en el camino antes de llegar a las ciudades. Las ONGs, si bien que puedan ser útiles on otros ámbitos, no pueden llenar este cometido.