ABIYÁN (Reuters) - Cuatro presidentes africanos se reunieron el lunes con el marfileño Laurent Gbagbo para intentar convencerlo de que ceda el poder a su rival Alassane Ouattara a cambio de garantías de "seguridad".
Gbagbo, en el poder desde 2000, se ha negado a reconocer su derrota en las elecciones del 28 de noviembre ante Ouattara, pese a la condena internacional y la amenaza de derrocarlo por la fuerza después de que los resultados certificados por la ONU dieran la victoria a su rival.
Los cuatro dirigentes en representación de la unión regional del oeste de África ECOWAS y la Unión Africana se reunieron con Gbagbo durante varias horas antes de visitar a Ouattara en el hotel donde se encuentra bajo protección de los cascos azules de Naciones Unidas.
Es la segunda visita de Boni Yayi, presidente de Benín, Ernest Bai Koroma, de Sierra Leona, y Pedro Pires, de Cabo Verde, quienes habían llegado a Abiyán la semana pasada. El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, se les unió en representación de la UA.
"Vinimos para mantener un diálogo de cara a resolver la crisis", dijo Odinga a los periodistas al final de la reunión de los cuatro con Gbagbo en el palacio presidencial.
ECOWAS indicó que podría utilizar "fuerza legítima" si Gbagbo se niega a dimitir y un portavoz del gobierno rival de Ouattara declaró que ésta será la última oportunidad del mandatario para renunciar pacíficamente y con inmunidad.
Ante la pregunta de si la misión reiterará el ultimátum para que Gbagbo renuncie o afronte la fuerza, el representante de Costa de Marfil en ECOWAS Doukoure Abram dijo a Reuters por teléfono que "no, seguirán las negociaciones".
La oficina de Odinga dijo que el primer ministro de Kenia buscará "un solución pacífica de la crisis electoral (...) y garantías de seguridad para el señor Laurent Gbagbo y sus partidarios, si accede a abandonar el poder".
AMENAZA DE CONFLICTO
Más de 170 personas han muerto desde el comienzo de la disputa en el principal productor de cacao del mundo, que amenaza con reiniciar un conflicto en el país, aún dividido por la guerra civil de 2002-03.
Gbagbo, quien tiene el apoyo del máximo tribunal y de las fuerzas armadas, minimizó la presión para que renuncie y dijo en la televisión estatal el fin de semana que Ouattara "no debería contar con que ejércitos extranjeros vengan a convertirlo en presidente".
Un portavoz dijo que Gbagbo no aceptará irse.
Casi todos los dirigentes africanos apoyan a Ouattara. Sin embargo, Angola, la única nación en enviar un embajador a la asunción de Gbagbo, acusó a los países extranjeros de "incitar a otros territorios en la región a comenzar una guerra".
Se considera poco probable que los dirigentes africanos occidentales lleven a la práctica su amenaza de uso de la fuerza, ante el riesgo de verse empantanados en una guerra urbana y las posibles represalias sobre millones de personas de Ghana, Nigeria y Burkina Faso que viven ahí. Además, Nigeria, que tiene el ejército más grande de la región, ya tiene sus propios problemas de seguridad, así como unas elecciones en abril.
La corte constitucional de Costa de Marfil revirtió la victoria de Ouattara cancelando miles de votos y citando una masiva evidencia de fraude.
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