BAGDAD (Reuters) - Las luchas políticas y negociaciones de último minuto retrasaron el lunes el anuncio formal del nuevo gobierno de Irak, dijeron legisladores, mientras Irak busca poner fin a nueve meses de limbo político creado por unas elecciones inconclusas.
El primer ministro Nuri al Maliki tenía previsto presentar hoy al Parlamento a los miembros de su gabinete, pero diputados y un portavoz del presidente el Parlamento dijeron que la agenda del día no incluía el anuncio. Un portavoz de Maliki indicó que se llevaría a cabo de todas formas, anunciando una lista parcial.
El plazo límite para aprobar un gobierno es a finales de esta semana, y las discrepancias de última hora entre facciones pusieron en evidencia las divisiones étnicas y sectarias que aún persisten siete años y medio después de que una invasión liderada por Estados Unidos derrocase al dictador Sadam Husein.
"Maliki aplazó el anuncio para dar a todos los bloques una oportunidad de revisar sus nombramientos, dar los últimos toques al acuerdo y lograr un mayor consenso", dijo Abdel-Hadi al Hasan, un político del Partido Dawa de Maliki.
Se espera que en el nuevo gobierno de Maliki siga el ministro de Petróleo, Husain al Shahristani, el chií arquitecto de ambiciosos planes para volver a ubicar a Irak como el máximo productor de crudo del mundo, así como al ministro de Relaciones Exteriores, Hoshiyar Zebari, un kurdo.
Shahristani es considerado un miembro vital del nuevo gabinete y su ratificación es importante para asegurar a los inversores que Irak honrará los acuerdos para desarrollar sus vastas reservas.
Ahmed al Oraibi, un diputado de la coalición política Araqiya apoyada por los suníes, dijo que los líderes políticos esperaban resolver unas disputas persistentes sobre la división de los cargos a lo largo del día, aunque otras fuentes dijeron que podría necesitarse más tiempo para alcanzar un acuerdo.
EL RETRASO RELEJA DISENSIÓN
El portavoz de Maliki, Ali al Dabbagh, dijo que el primer ministro anunciaría "la mitad del nuevo gobierno" más tarde.
Ibrahim al Sumaidaie, un analista político iraquí, añadió que la pelea era un intento de los partidos políticos de arrebatar concesiones en cargos ministeriales a Maliki.
"Hay bloques que quieren exprimir a Maliki para que les dé lo que piden", dijo. "Pero Maliki puede devolverles la pelota e ir al Parlamento con la mitad del gobierno - teniendo en cuenta que puede asegurarse la mayoría parlamentaria".
Un acuerdo de reparto de poder alcanzado el mes pasado entre chiíes, suníes y kurdos pone a Maliki en el camino de su segundo mandato como primer ministro. El acuerdo del 10 de noviembre abrió la puerta al regreso del kurdo Jalal Talabani a la presidencia y convirtió a Osama al Nujaifi, un suní, en el presidente del Parlamento.
El ex primer ministro Iyad Alaui, un chií laico cuya coalición de diversas sectas ganó la mayoría de los escaños en las elecciones del 7 de marzo, pero no pudo conseguir respaldo suficiente para ganar el cargo de primer ministro, también se sumará al gobierno.
La decisión de Alaui, que anunció el domingo después de semanas de incertidumbre, podría disipar algunas preocupaciones sobre nuevos hechos de violencia sectaria.
No se espera que Maliki revele los delicados puestos de seguridad, incluidos los ministros de Interior, Defensa y Seguridad Nacional, debido a que los nominados aún no han sido decididos.
Irak está buscando reconstruir su infraestructura dañada y abandonada después de décadas de guerra y sanciones. Depende del petróleo para un 95 por ciento de los ingresos federales y ha fijado metas ambiciosas para impulsar la capacidad de producción hasta 12 millones de barriles por día (bpd) durante los próximos seis o siete años desde 2,5 millones por día.
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