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Tea Party: ¿Cómo se financia el lobby empresarial de EEUU?

Sarah Palin. Foto: Archivo

Durante los últimos meses la teína se ha convertido en el estimulante favorito de los votantes norteamericanos y en la venganza del ala más rebelde de la clase política de Estados Unidos. El Tea Party o "Partido del Té" ha conseguido echar un pulso en toda regla a la descafeinada escena electoral del país, donde demócratas y republicanos se han pasado la patata caliente durante las últimas legislaturas.

Ahora, gracias a la dudosa gestión del presidente Barack Obama, este movimiento popular se ha hecho un hueco importante en el mapa político de la mano del partido de la oposición.

Pero, no hay que confundirse, el Tea Party no es sólo una extensión social del partido republicano sino una corriente en sí misma, eso sí, sin afiliación política oficial ya que su nombre ni siquiera aparece impreso en las papeletas electorales. Al fin y al cabo no es más que un movimiento popular conservador que surgió en 2009 como señal de protesta contra algunas de las medidas más polémicas adoptadas por los demócratas en el Congreso y abanderadas por la Casa Blanca, como el plan de estímulo económico o la reforma del sistema sanitario.

De todas formas, aunque el espíritu del partido se remonta a 1773, cuando los colonos comenzaron a destruir a propósito el té que producían ya que, pese a pagar impuestos, carecían de representación en el Gobierno, la financiación electoral actual del Partido del Té deja de lado sus orígenes populares.

Algunos apuntan, incluso, que se ha convertido en la marioneta de lobbies empresariales y multimillonarios con aspiraciones de influenciar la escena política. Un artículo publicado en agosto en la revista The New Yorker y firmado por Jane Mayer desvelaba que los multimillonarios David y Charles Koch, dueños del Koch Industries, la segunda mayor empresa privada de EEUU, eran una fuente esencial de financiación del movimiento del té.

Según la publicación, agrupaciones y think tanks muy ligadas a los Koch, como Americanos por la Prosperidad o Freedom Works, han inyectado al menos 5 millones de dólares para organizar y entrenar a militantes del Tea Party. "Gracias al dinero invertido en educar y organizar a los simpatizantes del Tea Party, los hermanos Koch han convertido su propia agenda política en un movimiento de masas", aseguró Bruce Barlett, economista e historiador a la revista neoyorquina.

Donaciones desde Europa

Más recientemente, The Climate Action Network Europe señalaba en un informe que compañías europeas como BP, Bayer o Solvay podrían haber donado hasta 240.200 dólares para apoyar a los candidatos a la Cámara Alta que plantean bloquear cualquier tipo de legislación contra el calentamiento global, entre los que se encuentran representantes respaldados por el Tea Party como Jim De Mint.

Por supuesto tampoco hay que pasar por alto la influencia del gurú mediático, Rupert Murdoch. Desde sus inicios, FoxNews, canal de noticias de News Corp, ha seguido y apoyado cada protesta y evento de los adictos al té. El empresario ya llamó la atención a principios de año al donar un millón de dólares a la Asociación de Gobernadores Republicanos. De todas formas, no todo el dinero viene de manos de afianzados empresarios.

El Tea Party Express, una ruta en autobús que recorre la geografía de EEUU dedicado a captar seguidores, ha recaudado en 2010 cerca de 5 millones de dólares. Este músculo publicitario del movimiento está gestionado y dirigido por Sal Russo, toda una figura de las relaciones públicas y recaudador de fondos por excelencia de los republicanos.

Buena parte del dinero recaudado de esta forma se destinó a financiar las elecciones primarias republicanas de representantes estrella del té, como Christine O?Donnell, en la que se invirtió 237.000 dólares, y Joe Miller, al que se destinaron cerca de 600.000 dólares. Ahora, la ex candidata a la vicepresidencia de EEUU y ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, es la encargada de conducir los actos de este autobús con alta carga política.

El peligro de las donaciones

Everett Wilkinson, asesor financiero que lidera uno de losmovimientos del Tea Party en Florida, reconoce el peligro de las donaciones de compañías. "Cuando buscas dinero empiezas a comprometer tú situación y tus principios, es en ese momento cuando muchas agrupaciones fallan", aseguró a la publicación Politico. "Debemos ser pequeños para no tener que pedir dinero y no tener que poner en juego nuestros objetivos?, añadió.

En un momento crítico para la administración Obama, el Tea Party se ha convertido en el respaldo perfecto en el que se apoyan los republicanos para ganar el control de ambas Cámaras el próximo dos de noviembre. Al menos 33 representantes republicanos respaldados por distintos grupos del Tea Party aspiran a ganar escaños en el Congreso, aunque existen 138 candidatos con alguna conexión al movimiento mientras que varios de sus elegidos, podrían llegar al Senado.

Aún así el partido del té, que surge de comunidades vecinales y otras agrupaciones descentralizadas, carece de un líder definido. "Todavía seguimos en busca del líder del partido", explica Jonathan Rauch, de la Brookings Institution. "Es un movimiento sorprendentemente disperso, que cuenta con 17 millones de seguidores, pero existen numerosas agrupaciones, la mayor de ellas a nivel nacional son los Tea Party Patriots, que engloba 3.000 grupos locales", añade.

Para los demócratas y la Casa Blanca, la financiación de la campaña legislativa se ha visto dañada tras la decisión el pasado enero del Tribunal Supremo al declarar nconstitucionales algunas de las restricciones legales que existían a las donaciones de organizaciones privadas a las campañas electorales de los políticos. Según el New York Times esta decisión ha nublado la transparencia de las donaciones corporativas pero ha incrementado el gasto electoral de cara a las legislativas que prometen pasar una factura mucho mayor que las presidenciales de 2008.

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