Los gritos que el conservador Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, ha dado a su correligionario portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, no se han oído en la sala de prensa. Pero sí los ecos del acalorado encuentro, consecuencia de las recientes críticas del Ejecutivo comunitario contra la política francesa de deportación de gitanos de origen rumano. España defiende una política integradora de la población gitana.
Boyko Borissov, primer ministro búlgaro, explicó al término del almuerzo mantenido hoy en Bruselas durante la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE, que el galo y el luso habían tenido una discusión subida de tono: violenta o escandalosa, según las diferencias de traducción.
El portavoz del Gobierno belga, que este semestre desempeña la presidencia semestral de la presidencia de la UE, confirmó que hubo una discusión "animada" entre ambos políticos.
Otra fuente comunitaria que prefirió mantener el anonimato aseguró que "discusión animada" era una representación muy diplomática de lo ocurrido. Recordó que, dado su carácter, no es la primera ocasión en la que el presidente galo se acalora. Y que, por el contrario, al presidente de la Comisión Europea nadie lo imagina emprendiéndola a gritos ni a puñetazos con la mesa.