SUKKUR, Pakistán (Reuters) - El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, regresó el martes a su país tras una gira en el extranjero recibido por un coro de criticas ante la respuesta de su gobierno a las peores inundaciones en 80 años.
Las inundaciones, desatadas por unas lluvias del monzón inusualmente fuertes que empezaron hace casi dos semanas en el tramo superior de la cuenca del río Indo, han arrasado más de 1.000 km de territorio, del norte al sur de Pakistán, causando la muerte de más de 1.600 personas.
El mal tiempo ha impedido el vuelo de los helicópteros con ayuda, y las continuas lluvias empeoran la situación de los más de 13 millones de personas - alrededor del ocho por ciento de la población - cuya vidas se han visto alteradas por las inundaciones. Dos millones se han quedado sin hogar.
Zardari, viudo de la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto y cuyo mandato ha estado rodeado por la controversia, enfureció a sus detractores al seguir con las visitas programadas a Reino Unido y Francia a pesar de la catástrofe.
El Ejército encabeza las operaciones de ayuda, mientras que el Gobierno ha sido criticado por la percepción de abandono. Pero aunque la crisis ha reforzado la fe que los paquistaníes tienen en los militares, analistas han descartado que vayan a tomar el poder, ya que ha prometido mantenerse apartados de la política y están ocupados combatiendo a los integristas.
Un responsable gubernamental dijo que se espera que el presidente visite las zonas perjudicadas por las inundaciones en unos días, aunque para muchos paquistaníes será muy poco, y demasiado tarde.
"Lo que puedo decir sobre Zardari es que nuestras casas se están hundiendo y que su gobierno ni siquiera se ha preocupado", afirmó Daraz Gul, un vendedor en un mercado de la localidad de Nowshera, en el noroeste de Pakistán.
"Se supone que un gobierno tiene que ser como un padre. Si un padre deja a su hijo con problemas y se va de excursión al extranjero, es un escándalo", agregó.
Decenas de personas se manifestaron en la localidad sureña de Sukkur, en Sindh, acusando a los políticos de ignorar a las víctimas de las inundaciones. "Quieren salvar sus propias tierras y factorías. No les importa si Sukkur queda sumergida", lamentó el comerciante textil Salahuddin Ahmed.
Zardari se ha convertido en un presidente ceremonial desde que el Parlamento aprobó este año unos cambios constitucionales que le quitaron la mayoría de sus competencias, y el Gobierno, encabezado por su partido político, dijo que estaba gestionando las inundaciones y que el asunto no debería politizarse.
DAÑOS ECONÓMICOS
El Fondo Monetario Internacional dijo el lunes que el desastre provocará "daños importantes" a la economía, mientras crece la preocupación de inversores y donantes por el impacto del desastre en una economía ya frágil.
Las familias están atrapadas en franjas de terreno rodeadas de agua, con su ganado y sus escasas pertenencias. Ganaderos desesperados por salvar a sus animales tratan de arrastrarles con el agua hasta el cuello.
En la provincia de Sindh, en el sur del país, todavía no ha llegado con toda su fuerza el agua que fluye hacia el mar, pero hasta un millón de personas han sido evacuadas de las zonas más bajas.
La gestión de Zardar sobre cuestiones decisivas para la salud económica y la seguridad del país han frustrado a los paquistaníes, acostumbrados a mirar hacia el poderoso Ejército en tiempos de dificultades, en lugar de hacia gobiernos civiles, a los que consideran corruptos e ineficaces.
La ONU ha dicho que en cuanto al número de personas que ha perdido sus hogares o su modo de vida y que necesitarán ayuda a corto o largo plazo, las inundaciones han sido peores que el tsunami de 2004, que causó la muerte de 236.000 personas en la región del océano Índico.