BANGKOK (Reuters) - Tropas tailandesas dispararon municiones al aire y lanzaron balas de goma el miércoles en un caótico enfrentamiento con manifestantes antigubernamentales, que causó la muerte a un soldado y dejó a otras 18 personas heridas en una congestionada autopista de Bangkok.
Las tropas formaron una concentración para detener a cerca de 2.000 opositores "camisas rojas", que abandonaron su principal lugar de protesta en el central distrito de comercio de Bangkok, para movilizarse en camionetas y motocicletas desafiando el estado de excepción.
Cerca de 100 opositores iban por delante de la caravana principal y cargaron contra soldados y policías, quienes usaron mazos y cascos para hacerles retroceder. Algunos manifestantes respondieron lanzando piedras y disparando proyectiles metálicos con hondas, dijeron testigos.
Las tropas inicialmente dispararon balas de goma seguidas por municiones al aire y luego los tiros pasaron muy cerca de las cabezas de los manifestantes, mientras espectadores buscaban refugio en coches y autobuses en la congestionada área de 40 kilómetros al norte del centro de Bangkok, informaron fotógrafos de Reuters y testigos.
Tres rondas de enfrentamientos solo se detuvieron con la llegada de una potente tormenta tropical a la zona. Para la noche, la mayoría de los soldados se habían retirado y muchos manifestantes regresaron a su campamento de tres kilómetros cuadrados en el centro de Bangkok.
El estatal Centro Médico Erawan dijo que al menos 18 personas resultaron heridas y un soldado murió. Testigos dijeron que recibió un disparo a través de su casco, cuando aparentemente quedó atrapado por fuego amigo.
CRISIS POLÍTICA
El enfrentamiento no ayudó a terminar con un estancamiento entre manifestantes que buscan elecciones y el asediado Gobierno del primer ministro Abhisit Vejjajiva, que cuenta con respaldo militar.
La crisis política de siete semanas ha provocado la muerte de 27 personas y ha dejado 900 muertos en un Bangkok paralizado, afectando a la segunda mayor economía del sudeste asiático.
"Los camisas rojas estaban probando la voluntad de las fuerzas de seguridad y ahora vimos que el Gobierno se está volviendo serio respecto a esto", opinó Somjai Phagaphasvivat, profesor de la Universidad de Thammasat.
"Pero es difícil para cualquiera de los bandos cantar victoria a partir del incidente de hoy. Aún hay mucha incertidumbre", aseguró.
Los manifestantes, tocando bocinas y cantando, comenzaron el día con buen ánimo dirigiéndose a un mercado ubicado a 50 kilómetros de distancia y dejando a miles en su fortificada base en el centro de Bangkok, que han ocupado desde el 3 de abril.
El último incidente en la prolongada crisis de Tailandia, tras los últimos ataques con granadas del jueves y un enfrentamiento del 10 de abril, ha aumentado los temores por un aumento de la violencia.
Los analistas dicen que la parálisis y el posible deterioro de la ley y el orden podría seguir durante semanas, dañando la economía y el turismo, especialmente en la capital.
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