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Obama hace historia al lograr pasar su reforma sanitaria en el Congreso

Los demócratas se han apuntado una victoria histórica en la votación sobre la reforma sanitaria, al aprobar el proyecto tal y como pasó el Senado el pasado 24 de diciembre por 219 votos a favor frente a 212 en contra. Un total de 34 demócratas votó en contra de la medida. El presidente, Barack Obama, se ha mostrado agradecido a su equipo y a los ciudadanos de pasar una reforma que "no es radical" pero que se encamina en la dirección correcta. Claves de la reforma sanitaria estadounidense.

Tras esta votación, los congresistas procedieron a pronunciarse sobre la segunda parte de la reforma, un proyecto de ley que introduce una serie de enmiendas al recién aprobado para dejarlo más al gusto de la Cámara de Representantes. Esta enmienda pasó el escrutinio con 220 votos a favor y 211 en contra.

Ese proyecto de ley se trasladará al Senado, donde podría votarse esta misma semana y no se esperan grandes contratiempos para su aprobación: son necesarios 51 votos y los demócratas cuentan con 59, un margen en principio lo suficientemente amplio.

El presidente, Barack Obama, escoltado por el vicepresidente, Joe Biden, ha asegurado al pueblo estadounidense que "ningún accidente o enfermedad deben poner en peligro sus sueños". Según su punto de vista, la reforma aprobada ayer no es "radical" pero se encamina a la dirección correcta. Al mismo tiempo que demuestra la "fortaleza americana". El presidente dejó bien claro que su gobierno "todavía es capaz de hacer grandes cosas".

Horas antes, los demócratas se habían apuntado una primera victoria en la votación sobre la reforma sanitaria, al aprobar un voto de procedimiento por 224 votos a favor frente a 206 en contra. Todo el grupo republicano, de 178 congresistas, y 28 demócratas, votaron en contra de la moción.

Debates sobre los proyectos de ley

El Capitolio de Estados Unidos se convirtió durante el pasado fin de semana en el epicentro de un terremoto que, para bien o para mal, culminó con la votación final sobre la reforma sanitaria. Un hervidero de pactos políticos, minuciosamente orquestados por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi y, como no, respaldados por el presidente del país, Barack Obama, quien habló en al menos 64 ocasiones los congresistas demócratas más ambiguos e indecisos. Horas antes de la cita histórica que tuvo lugar en el Congreso, el líder del caucus demócrata en la Cámara Baja, John Larson, adelantó que su partido ya tenía los 216 votos necesarios para pasar el ansiado proyecto de ley.

Sin embargo, la tediosa jornada se convirtió en un ir y venir de rumores que viraban su optimismo según la persona que dejase caer sus perlas lingüísticas ante la prensa norteamericana. Minutos antes del pistoletazo de salida del debate final en el Congreso, Pelosi y Obama se apuntaron un nuevo tanto al convencer al legislador demócrata por Michigan, Bart Stupak y otros ocho congresistas "pro vida" para ofrecer su apoyo a la reforma. A cambio, Obama prometió aprobar una orden ejecutiva que reforzase la decisión de prohibir la financiación del gobierno federal para las prácticas abortistas.

Por su parte, los republicanos echaron mano de la falta de apoyo popular a la reforma para minar la euforia demócrata. El líder de la minoría republicana en el Congreso, John Boehner, abfirmaba durante una intervención en el programa Meet the Press, de la cadena NBC, que si su partido gana las elecciónes legislativas del próximo noviembre "haremos todo lo posible para frenar la reforma, en el caso de que pase". "Nuestra primera propuesta sería eliminar los recortes del Medicare, eliminar las subidas de impuestos, eleminar el seguro médico obligatorio", añadía.

En la misma línea, el segundo de a bordo de los republicanos en el Congreso, el legislador Eric Cantor, afirmó que "los americanos no quieren que la reforma pase, los republicanos no quieren que pase y nuestro partido no votará a favor de esta ley".

Los ciudadanos parecen no estar de acuerdo con el titánico esfuerzo que Obama y buena parte de los demócratas realizaron durante las últimas semanas en busca de aprobar su reforma sanitaria. De hecho sólo un 41% de los estadounidenses están a favor del plan mientras el 54% se ha mostrado completamente en contra, según el último sondeo de Rasmussen Reports.

 Con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina el próximo noviembre, aquellos congresistas demócratas que votaron a favor de la reforma podrían haber firmado su sentencia de muerte política. De hecho, un 50% de los ciudadanos encuestados afirmó que no votará por el legislador que de su visto bueno al proyecto de ley, algo que podría dinamitar la mayoría demócrata en la Cámara Baja.

Previamente, en el mismo programa de la NBC, el líder demócrata en el Congreso, Steny Hoyer, auguraba que habría "más de 216 votos" a favor de la reforma. Cabe recordar que a día de hoy, la Cámara Baja cuenta con un total de 253 congresistas demócratas y 178 republicanos. En los pasillos del Capitolio, Pelosi, teléfono en mano, mantuvo una conversación con Hoyer en la que afirmaba que era necesario encontrar al menos 217 votos, ya que ningún legislador demócrata quería ser ?el voto decisivo?.


No hay que olvidar que todos los intentos de otros presidentes por imponer un sistema médico universal en el país, cayeron en saco roto, desde Harry Truman a Bill Clinton.

El plan votado podría ofrecer seguro médico a un total de 32 millones de ciudadanos sin cobertura médica y costará alrededor de 940.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, según apuntaba la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), reducirá el déficit federal en 138.000 millones de dólares en la próxima década.

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