MADRID (Reuters) - Una furgoneta bomba estalló el miércoles de madrugada junto a la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos, hiriendo de carácter leve a 46 personas, en una acción que las autoridades atribuyen a ETA y que muestra su capacidad de atentar pese a los reveses policiales recientes.
Parte de la fachada de la casa cuartel en la que dormían 120 personas, 41 de ellos niños, se derrumbó tras la explosión, que se produjo poco después de las 4 de la madrugada sin que hubiera una llamada de aviso previa, informaron las autoridades.
La mayoría de los heridos sufrieron cortes y heridas por el alcance de cristales. Las 38 personas que fueron trasladadas al hospital tras producirse la potente explosión fueron dadas de alta en el transcurso de la mañana.
La casa cuartel, donde viven los agentes de la Guardia Civil junto con sus familias, quedó muy dañada por la potente explosión de una furgoneta con matrícula falsa que, según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, pudiera haber sido robada en Francia.
El titular de Interior no quiso especular con la cantidad de explosivos utilizada, pero aseguró que se trataba de una bomba "muy importante" que buscaba ocasionar muertes, por lo que calificó la acción de "fallida".
"Es un horrendo atentado que (...) no está dirigido sólo a quien trabaja en la Guardia Civil (...) está dirigido a sus familias, lo cual le da un aspecto especialmente canalla", dijo Rubalcaba en rueda de prensa en Burgos tras visitar el lugar del atentado.
Esta última acción de ETA subraya la capacidad de la banda armada pese a que el Gobierno destaca su debilidad tras los recientes reveses policiales contra su cúpula.
"Son asesinos, salvajes y enloquecidos, y eso no los hace más fuertes pero, sin duda, los hace más peligrosos", dijo el ministro, que trasladó su solidaridad "a la familia de la Guardia Civil".
El principal partido de la oposición condenó también el atentado, la primera acción de la banda desde el 19 de junio, cuando ETA mató al inspector de policía Eduardo Puelles con la colocación de una bomba lapa en los bajos de su coche en Bilbao.
"Esta es una hora de fraternidad entre todos los partidos políticos para que una banda que no sé en qué hora está, pero si que sé que esta noche ha querido matar niños, no tenga ni la más mínima justificación, ni ética, ni moral, ni política ante ninguna instancia ni judicial, ni parlamentaria ni del Gobierno", dijo el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, Esteban González Pons, a RNE.
La lehendakari en funciones, Isabel Celáa, se desplazó a Burgos, donde además de trasladar su apoyo a los ciudadanos, dijo que el Gobierno vasco iba a combatir "en todos los frentes al terrorismo".
"Quiero decirles a los terroristas de ETA que cada nuevo atentado nos fortalece y para ellos es siempre un paso inexorable hacia la prisión", dijo Celáa en rueda de prensa conjunta con Rubalcaba y las autoridades municipales y regionales.
La organización armada está bajo presión tras varias acciones policiales que han llevado a la detención de varios de sus máximos responsables, incluida la de su supuesto jefe militar, Jurdan Martitegi, en abril.
Dieciocho supuestos etarras han sido detenidos en tres semanas en junio y julio.
El Ayuntamiento de Burgos iba a celebrar un pleno de repulsa y por la tarde se ha convocado una concentración silenciosa para que los ciudadanos "puedan expresar su indignación y su afecto a las víctimas".
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