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Mueren cuatro soldados estadounidenses en Afganistán

KABUL (Reuters) - Una bomba colocada junto a una ruta en el norte de Afganistán causó el lunes seis muertos, entre ellos cuatro soldados estadounidenses, dijeron las autoridades, en medio de un aumento de la insurgencia y mientras el Ejército del país norteamericano avanza con una gran ofensiva.

En Kandahar, en el sur del país, un suicida mató a dos personas cuando impactó un coche cargado con explosivos contra una fila de camioneros que esperaban para abastecer a las tropas extranjeras en una base clave, en una provincia considerada como el bastión de la insurgencia talibán.

En Zabul, en el norte de Kandahar, otros dos soldados extranjeros murieron por una bomba junto a la carretera, dijo un portavoz de la alianza. No trascendieron otros detalles.

Kandahar está al lado de la provincia de Helmand, donde miles de marines lanzaron una nueva ofensiva la semana pasada para reprimir a los talibanes en una zona que también suministra la mayor parte de la amapola para la producción de opio que financia la insurgencia.

La bomba junto a la carretera en la provincia de Kunduz fue el peor incidente de seguridad en el que se han visto involucradas tropas extranjeras en el norte en varias semanas. El norte de Afganistán es considerado relativamente seguro en comparación con los bastiones talibanes del sur y este del país.

Los talibanes se adjudicaron la responsabilidad de ambos ataques. El portavoz Zabiulah Mujahid dijo que cinco soldados fueron asesinados.

El jefe de la policía de Kunduz, Abdul Razaaq, también dijo que dos civiles afganos estaban entre los muertos.

"Una patrulla conjunta de la policía y la OTAN fue alcanzada por una bomba junto a la carretera en el este de la ciudad", dijo Razaaq a Reuters.

El suboficial Brian Naranjo, portavoz de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, confirmó que los soldados muertos eran estadounidenses, pero no dio más detalles.

Los marines estadounidenses conforman la mayoría de los 17.000 nuevos efectivos de combate enviados a Afganistán por el presidente estadounidense, Barack Obama, hasta fin de año, como parte de una renovada estrategia regional para vencer a los talibanes y estabilizar el país.

La ofensiva de Helmand, Operación Ataque de la Espada, fue lanzada en el mayor punto de la violencia insurgente desde que el Gobierno islamista talibán fuera derrocado en 2001 por negarse a entregar a los líderes de Al Qaeda, buscados por los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Pese a que no se informó de grandes batallas en Helmand desde el comienzo de la ofensiva el jueves pasado, varios ataques a lo largo y ancho del país en los últimos tres días han provocado la muerte de civiles, al igual que de soldados afganos y extranjeros.

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