El presidente de México, Felipe Calderón, pidió ayer a las autoridades de la ciudad más asediada por la violencia del narcotráfico en el país que depuren la corrupción policial, señalando que la presencia de miles de soldados en sus calles no será permanente.
Calderón envió a comienzos de marzo un contingente adicional de 10.000 soldados y Policías federales a Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, para frenar una ola de asesinatos desatada por la violencia entre bandas del narcotráfico. La presencia de tropas logró frenar temporalmente los homicidios aunque la violencia ha comenzado a resurgir al tiempo que los cárteles buscan nuevas formas para ajustar cuentas con sus adversarios.
"Bien sabemos que no puede y no debe ser permanente (la presencia del Ejercito). De ahí nuestra llamada a las autoridades locales a fin de acelerar el paso en este proceso (de la depuración de los cuerpos de seguridad)", dijo Calderón durante una visita a sus tropas en Ciudad Juárez.