Madrid, 15 oct (EFE).- El Atlético de Madrid está pendiente de recibir la comunicación oficial de la UEFA con el aplazamiento de la sanción de dos partidos de clausura del Vicente Calderón, según informaron a EFE fuentes del club, y confía en que el próximo encuentro ante el Liverpool de la Liga de Campeones se disputará en su estadio.
La UEFA decidió, el pasado martes, sancionar al club rojiblanco con el cierre del campo y con la obligación de jugar sus dos próximos encuentros europeos a más de 300 kilómetros de distancia de Madrid, por los incidentes y los supuestos gritos racistas en el pasado choque del 1 de octubre ante el Olympique de Marsella, aunque el Atlético ya espera una comunicación oficial por parte del organismo europeo con el aplazamiento de esa sanción.
La suspensión de la clausura del estadio por dos partidos permitiría la disputa, el próximo 22 de octubre, del partido de la tercera jornada del grupo D de la Liga de Campeones contra el Liverpool inglés en el estadio Vicente Calderón.
La decisión, que aún no se ha anunciado oficialmente ni comunicado al Atlético de Madrid por el organismo europeo, reconocería que no hay tiempo material para organizar ese choque en otro estadio a más de 300 kilómetros de Madrid, como imponía la UEFA, ya que están vendidas todas las entradas del partido, además de 3.000 localidades destinadas a aficionados del Liverpool.
Al respecto, William Gaillard, portavoz de la UEFA ha asegurado a RNE que, hasta mañana, jueves, no se adoptará ninguna decisión oficial.
El posible aplazamiento de la sanción agradaría a los dos clubes, que han alertado en las últimas horas de los problemas que provocaría jugar el partido en un campo distinto al Vicente Calderón, como recalcó esta tarde el entrenador mexicano Javier Aguirre, presente en el Masters Series de Tenis de Madrid.
"Me parece lo más sensato, para evitar problemas con el desplazamiento de los aficionados y por todo lo que supone organizar el partido con tan poco tiempo", dijo a TVE el técnico rojiblanco.
Ya esta mañana, el Atlético, en una rueda de prensa de su presidente, Enrique Cerezo, y su gerente, Clemente Villaverde, había avisado de la "imposibilidad actual" de que se disputara ese partido "en otro campo", lo que hacía pensar al club que la UEFA podría cambiar su decisión para jugar ese encuentro en el Calderón.
Pese a que la UEFA había enviado una carta al club para fijar un estadio alternativo por esa sanción, el Atlético entendía que disputar el encuentro fuera de su campo supondría un "problema social, logístico y de seguridad", según declaró Cerezo.
"Estando todas las entradas vendidas se hace imposible e inviable llevar el partido a otro estadio", afirmó, por su parte, Clemente Villaverde, gerente del club, que recordó que el Liverpool, en todas las declaraciones de jugadores, técnicos o directivos, "no entiende disputar el partido en otro sitio que no sea el Vicente Calderón".
Por ejemplo, esta mañana, Rafa Benítez, en declaraciones a la página web del Liverpool, también afirmaba el problema de que el partido no se jugara en el Vicente Calderón: "Cambiar el estadio tan tarde ocasionaría problemas enormes a nuestros aficionados. Y esto no es justo".
A pesar del posible aplazamiento de la sanción, que no implica una reducción de la suspensión impuesta por la UEFA al club madrileño, el Atlético presentará mañana su demanda de apelación contra la sanción del organismo europeo de clausurar al menos por dos partidos el estadio Vicente Calderón.
La entidad rojiblanca tiene de plazo hasta el próximo viernes para presentar sus recursos ante la UEFA, que estudiará el caso un día más tarde y que, independientemente del posible aplazamiento del cumplimiento de la sanción, emitiría probablemente el domingo una decisión sobre el cierre del Vicente Calderón.
El pasado martes, la UEFA sancionó al Atlético de Madrid por los incidentes en el partido de la Liga de Campeones ante el Olympique de Marsella, el pasado 1 de octubre, con tres partidos de clausura de su estadio, aunque el tercero a expensas del comportamiento del club y sus aficionados en los próximos cinco años.
Además, imponía también la obligación de disputar los dos encuentros en algún lugar a más de 300 kilómetros de distancia de Madrid y sancionaba con una multa económica de 150.000 euros al Atlético por comportamiento impropio de los seguidores, en referencia a supuestos gritos racistas a jugadores del Marsella.
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