Sergio Ramos fue, el pasado sábado, suplente en el partido que el Real Madrid jugó frente al Rayo en Vallecas. Fueron las rotaciones las que dejaron al capitán en el banquillo, pero él, siempre activo, también 'jugó' su propio partido, con gritos, órdenes, arengas y presiones a los colegiados incluidas.
Las cámaras de El Día Después de Movistar Plus lo cazaron en acción, cargado de miedo por el 0-2 y de euforia cuando Bale certificó la remontada, el 3-2.
Entonces el de Camas la tomó con Arbeloa, sentado a su derecha, y por motivos que la imagen no muestra, lo llegó a agarrar de la pechera mientras lo empujaba al fondo del banquillo.
Lo que parecía ser un gesto de enfado no era más que una broma hacia Arbeloa, foco también de las 'gamberradas' de sus compañeros que le rodeaban y que llegaron a agobiarle tanto en el festejo del gol que el defensa llegó a gritar en un momento "No os aguanto ya más", siempre con una sonrisa en la cara.
Sí, Arbeloa se transformó por unos minutos, los que duró el partido, en una suerte de 'mascota' a la que todos vacilaban sabedores del rol importante que tiene el futbolista blanco en el vestuario.
Arbeloa es un 'capitán' sin brazalete que ejerce de pegamento entre sus compañeros, capaz de llamar la atención a quien celebra con desmesura un 'caño' en un entrenamiento previo a un duelo tan clave como el de vuelta frente al Wolfsburgo en cuartos de final de la Champions, o de, como sucedió en Vallecas, acoger de buen rollo todo tipo de mofas. Incluida la de ver como su capitán le agarraba de la pechera para desfogarse de la tensión acumulada tras una tarde de nervios en la Avenida de la Albufera.
