Fútbol

Las cinco incógnitas que hacen tambalear al Barça tras perder el clásico

Neymar se lamenta tras una ocasión perdida. Imagen: EFE

El clásico del pasado sábado entre el Barça y el Real Madrid ha supuesto una inyección de moral para los blancos y, al mismo tiempo, ha generado cierta zozobra en la ciudad condal justo, además, en el momento más importante de la temporada y a las puertas de su compleja eliminatoria contra el Atlético de Madrid en la Champions League. Estas son las cinco incógnitas que han supuesto esta derrota para los blaugrana.

1.- Capacidad física

El partido del sábado dibujó, sobre todo en el tramo final del partido, a un Barça decaído en el estado físico, incapaz de seguir las cabalgadas de sus rivales, roto en la medular y con futbolistas de pulmones siempre potentes incapaces de seguir el ritmo que exige un clásico.

En este sentido hay que destacar dos datos importantes para entender si lo visto ante el Real Madrid fue un espejismo o un anticipo de lo que está por ver.

En la balanza de las falsas apariencias se sitúa la influencia de los partidos de selecciones. Messi, Neymar, Luis Suárez, Mascherano, Dani Alves o Bravo jugaron después de cruzar el charco para estar con sus respectivos combinados nacionales. No traspasaron el Atlántico, pero jugaron con sus selecciones futbolistas como Piqué o Jordi Alba. Sólo Rakitic, Busquets e Iniesta no compitieron en estos partidos.

Más preocupante de cara al futuro es la acumulación de partidos que suman los culés, con 12 partidos más que su eterno rival por la disputa de las dos Supercopas o por haber llegado a la final de la Copa del Rey. Si a ello le sumamos que las rotaciones que realizó Luis Enrique el curso pasado han sido inviables, por ejemplo, por las lesiones del inicio del curso, el resultado es una sombra de dudas sobre el estado físico del Barça.

2.- Estado de la MSN

Ligado a este último punto se encuentra la duda de saber en qué situación se encuentra la MSN. Además del agotamiento, la delantera dio muestras de cierta falta de chispa e incluso, por momentos, compromiso, sin ayudas a las coberturas defensivas que sí realizaron, por ejemplo, los miembros de la MSN.

Ni la reconversión en centrocampista de Messi ayudó a desatascar el ataque blaugrana. A priori, el descanso de estos días debería ser suficiente para que el tridente ofensivo del Barça fuera capaz de reengancharse y ofrecer el rendimiento que siempre ha dado sin temor a que se caigan en el tramo final de temporada.

3.- Reacciones de banquillo

Luis Enrique fue uno de los señalados tras el partido por la escasa gestión que hizo de los suplentes con los que contaba para el duelo. El asturiano sólo hizo un cambio y no fue precisamente acertado. Rakitic, de lo más trabajador en la medular culé, dejó su puesto a Arda. El turco apenas tocó balón y estuvo perdido en el centro del campo, algo que también le sucedió a Iniesta.

El manchego, sin embargo, permaneció en el campo como Messi, Neymar y Suárez, evidentemente agotados, pero intocables para un entrenador que dejó entrever que sustituir a sus estrellas es, todavía, un ejercicio de valentía, más si se trata de jugar un clásico.

4.- Gestión del ataque en estático

El Real Madrid sorprendió con su planteamiento inicial. Se encerró en su campo y todos sus futbolistas buscaron como principal objetivo no encajar un gol. El Barça tuvo la pelota y ante ese planteamiento para nada novedoso (no es ni será ni el primer, ni el último rival que se les encierra), los culés no tuvieron ni la intensidad, ni la inventiva para meter mano al eterno enemigo.

Es más, su estate en estático fue, por momentos, eso, puramente estático. La movilidad con la que el Barça suele romper este tipo de defensas brilló por su ausencia. Recuperar las herramientas para hacer daño cuando el contrario se encierra será básico para cerrar el curso de forma brillante.

5.- Recuperación mental

Piqué, al acabar el clásico, afirmó que sólo esperaba que el equipo no se "cayera" después de perder el clásico. El defensa se refería a la capacidad mental del Barça por gestionar una situación atípica después de 39 partidos consecutivos sin perder. Una derrota a la que, además, hay que añadir el ambiente que se había generado antes del partido.

En Barcelona se daba por segura la victoria e incluso la goleada. Ese panorama ha generado más vértigo en esta caída justo antes, además, de disputar el duelo complicado ante el Atlético.

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