
Rafa Benítez ya es historia en el Real Madrid y el vestuario del equipo blanco lo festeja. La destitución del ya ex técnico merengue provocó ayer una ola de alivio y alegría en el seno de su plantilla. La gran mayoría no mantenía buena relación con el madrileño e incluso había protagonizado episodios de alta tensión.
Los dos últimos, sin ir más lejos, en Mestalla el pasado domingo. El ostracismo de James e Isco (no jugaron ni un minuto) o el amago de suplencia de Sergio Ramos fueron el epílogo a una relación rota desde el principio y que acabó por ser el principal lastre de Benítez hasta forzar su salida del Paseo de la Castellana.
Unos desencuentros que, inicialmente, fueron unidireccionales, esto es, de la plantilla al técnico y no al contrario. Benítez estaba feliz con su equipo durante la pretemporada. Una felicidad que se disolvió cuando, apenas terminada la preparación, comenzó a sentir en sus propias carnes lo que supone que tus futbolistas no acepten lo que les propones. Que no traguen tus métodos. Que no soporten tu forma de entender el fútbol.
Los pesos pesados del vestuario entendían que Benítez era demasiado meticuloso. Que se metía en asuntos que no debía y que, en cuanto a planteamiento, se pasaba de defensivo. Se lo hicieron saber en conversaciones privadas y también con su actitud.
El aislamiento del técnico y los roces con él comenzaron a ser frecuentes hasta convertirse en una rutina que ha defenestrado al preparador.
Con Zidane, entienden, será distinto no tanto en el plano táctico-técnico, sino en lo que al trato se refiere. Así lo ven en el seno del grupo. Muchos lo conocen como técnico y otros lo veneran como leyenda. De ahí que se muestren predispuestos a acatar con mejor cara las órdenes de su nuevo preparador.
Una cara que hoy será visible para todo el planeta fútbol. La sesión de entrenamiento de esta mañana será a puerta abierta con motivo de las fiestas navideñas. Será ahí cuando se empiece a palpar si el ambiente ha mejorado con 'Zizou' al frente y si la felicidad de la que ayer hacían gala los jugadores por el despido de su técnico se convierte en un mejor trabajo y rendimiento sobre el césped.