Fútbol

Benzema y su enésimo enfado con Benítez en un vestuario cada vez más incendiado

Benzema, durante el partido en Mestalla. Imagen: Reuters

Benzema protagonizó ayer, en Mestalla, el único cambio del Real Madrid de Rafa Benítez. El delantero francés dejó su puesto para cedérselo a Lucas Vázquez. Lo hizo con cara de muy pocos amigos, enfadado por ser, de nuevo, el señalado de la BBC, por ser, otra vez, el sacrificado de una delantera de la que, anoche, fue su mejor miembro.

Como viene siendo costumbre, el francés brilló ejerciendo de mediapunta, con juego fluido entrelíneas y algún que otro acercamiento peligroso frente a dos jugadores, Bale y Cristiano, desaparecidos.

El primero mejoró su rendimiento cuando Karim se marchó. Ocupó el costado zurdo del ataque y ahí ofreció su mejor rendimiento. El segundo estuvo, otra vez más, desaparecido. El todavía vigente Balón de Oro sigue sin dar la talla ante equipos grandes, algo que Benzema sí cumple. Este curso ha visto puerta frente a Atlético, Athletic (doblete) o Valencia entre otros.

Pero eso no ayer no le bastó para seguir sobre el terreno de juego. No es novedad. Ya en partidos anteriores Benítez le mandó a la banqueta antes de tiempo y provocó, como sucedió ayer, su reacción molesta. De hecho, en esos duelos referidos anteriormente, en el Calderón o San Mamés, tampoco jugó los 90 minutos. De ahí su malestar con Benítez.

Es sólo uno más de los 'incendios' que tiene que gestionar el técnico en un vestuario que hace tiempo que le dio la espalda y que ayer tuvo en Isco y James dos nuevas 'víctimas' de este conflicto. Ni uno, ni otro fueron titulares. De hecho, no disputaron ni un solo minuto. Benzema al menos sí que jugó. Y marcó un gran gol en la primera mitad fruto de una rapidísima combinación (tacón de Bale incluido) entre los integrantes de la delantera blanca. Fue la única alegría que se dio en una noche con doble decepción por el resultado final y por ser cambiado otra vez más.

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