
Cristiano Ronaldo acaudilló el pasado sábado todos los titulares de la goleada (0-6) del Real Madrid al Espanyol. Sus cinco tantos fueron Historia de la Liga, aunque en el otro extremo del campo, otro futbolista, Keylor Navas, también se ocupó de hacer historia con los blancos. Desde 1975 ningún portero del equipo blanco había arrancado la Liga sin recibir ni un solo tanto en las tres primeras jornadas.
Treinta años separan una gesta de la otra. Tres décadas que hablan de lo complicado que es ser guardameta del Real Madrid por aquello de la obligación blanca de atacar como única forma de vida. Eso genera espacios en la defensa que suelen ser aprovechados por los rivales, aunque después esos mismos rivales mueran por asfixia ante el tsunami de ataques blancos.
A ese hábitat natural de cualquier arquero blanco, hay que añadir en el caso de Navas una situación complicada. El arranque de Liga que ha sufrido el Costarricense ha sido de todo menos sencillo. La sombra de David de Gea y su salida frustrada al United para facilitar el fichaje del arquero madrileño le colocaron ante un panorama complejo que, sin embargo, ha solventado con matrícula de honor.
En el primer partido frente al Sporting tuvo un par de buenas intervenciones. Contra el Betis se quedó con un penalti que marró Rubén Castro. Y ante el Espanyol sacó también un puñado de buenas actuaciones que dejaron su meta, de nuevo, a cero.
Cierto es que le ha ayudado también la nueva seguridad defensiva blanca. Hasta la suerte parece aliarse con él. El gol fantasma de Sporting (la bola no entró) dejó su marco a cero por un par de centímetros.
Pero el éxito de Navas no es un éxito afortunado. Cuentan los que lo conocen que el trabajo diario es su base y fundamento. Ya en tiempos del Levante colgó un vídeo en el que demostraba que la exigencia con la que se ejercitaba estaba al nivel de los mejores. Algo parecido hizo el curso pasado ya en Madrid. Un vídeo en redes sociales demostraba que estaba listo para jugar aunque Ancelotti prefiriera a Iker Casillas.
Este curso la llegada de Xavi Valero como preparador de los guardametas blancos parece haber revitalizado ese trabajo constante que tanto gusta a Navas. Su libreta se basa en un cuidado y obsesionado método que machaca a sus porteros en el día a día. Y es así como Navas, lejos de sentirse agobiado o superado por las circunstancias, ha aumentado su rendimiento justo el curso en el que el club ha fallado fichando para la meta al que parecía ser su galáctico para esta campaña.
Ni De Gea, ni el saliente Casillas, ni si quiera el fugaz Diego López rozaron su nivel en este arranque de campaña. Ahora le queda mantenerlo para demostrar que el club se equivocaba tratando de ficharle un sustituto. Que él, Keylor Navas, está llamado a hacer Historia en el Real Madrid.