
Sergio Ramos está muy cerca de renovar por el Real Madrid. Ambas partes, futbolista y club, han acercado posturas y lo tienen claro: quieren llegar a un acuerdo. Ahora sólo falta que éste se concrete. Será a la vuelta de la gira por China cuando José Ángel Sánchez, director general blanco, y René Ramos, hermano y agente del central, se sienten a la mesa para negociar los detalles del pacto. Si todo marcha bien, podría anunciarse incluso antes de que termine agosto. Sea como fuere, Ramos no se marchará al United, donde parecía tener pie y medio después de insistir por activa y por pasiva en que sí, que se iba, que no quería seguir en Madrid para evitar el 'maltrato' del club, para evitar ser otro 'Casillas'. ¿Qué ha hecho que el andaluz modifique su postura? Cinco son las razones fundamentales.
1.- Tono rebajado y una mejor oferta
Sergio Ramos ha filtrado entre los suyos que si se marchaba del Real Madrid no sería por una cuestión monetaria, sino por algo más. En el proceso anterior de renovación el jugador pidió 10 millones limpios por temporada al considerarse una pieza clave del proyecto blanco, sólo por detrás de Cristiano Ronaldo y, desde luego, por delante de Bale (como mucho a su par). El Real Madrid, sin embargo, sólo le puso sobre la mesa una 'leve' mejora salarial de un millón de euros, esto es, de seis a siete.
Para Ramos aquella oferta (y negarse a ampliarla) fue una falta de respeto. Se negó a firmar. Su respuesta fue inmediatamente seguida de un buen número de informaciones que, desde medios afines a la versión oficialista, señalaban al central como un 'pesetero' y acusaban a su hermano de ser el culpable del 'entuerto' por una mera cuestión económica. Aquello encrespó a Ramos. De ahí nació su enroque.
Desde entonces las posturas, sin embargo, se han relajado. El club ha reconocido que debe valorar su rendimiento y ha insistido en filtrar una imagen del futbolista como su futuro líder. Una imagen muy, muy alejado de aquella otra que se promovió cuando la negociación se rompió. A Ramos le ha gustado el cambio de actitud. Además, el Real Madrid está dispuesto a subirle el salario hasta los 8 millones limpios más primas por objetivos. El jugador está dispuesto a bajar sus pretensiones para quedarse en Madrid.
2.- La presión del vestuario
Desde que se supo de la posible salida de Sergio Ramos del Real Madrid, el vestuario ha sido una piña para reclamarle que lo necesitaban, que lo querían en el grupo. No es para menos. Su ahora primer capitán lleva tiempo ejerciendo como tal en el vestuario. Iker Casillas llevaba el brazalete, pero lo suyo era una gestión tranquila de los asuntos graves que trataba el grupo. Iker era el poli bueno.
Ahora bien, cuando tocaba amarrarse los machos y arengar al grupo a base de casta, ahí ejercía de capitán un Ramos que, junto con Cristiano, han tirado del 'carro' en más de una ocasión incluso para ponerse delante de los directivos y defender al bloque. Ahí ejercía de poli malo. Tanta presión ha sido importante para que Ramos dé marcha atrás y recapacite. Semejantes muestras de cariño y fidelidad han mutado su decisión.
3.- Un grande, pero no tanto
El proyecto del Manchester United, club al que quería marcharse Ramos, es el de una entidad de tamaño gigantesco. Sin embargo, la experiencia aconsejaba al futbolista ser prudente después de que en las últimas temporadas hayan tenido problemas incluso para clasificarse en Europa (el curso pasado no jugó competición continental alguna). Así las cosas, su llegada a Old Trafford podría ayudar a cambiar esta inercia... o podía sumergirlo en ella.
En Madrid, por el contrario, Ramos sabe que apuesta sobre seguro. Cierto es que el rendimiento merengue de los últimos años no ha sido tan positivo como a él le gustaría, pero, con todo y con eso, sabe que sigue siendo aspirante a todo, paso clave para todo jugador con mentalidad ganadora como la suya.
4.- No a dos salidas traumáticas
Desde el lado del Real Madrid, también ha habido pasos importantes para llegar a un pacto con Ramos. Uno de los elementos clave que ha hecho recapacitar a la directiva merengue ha sido todo el revuelo organizado por la salida de Iker Casillas. El adiós del capitán se veía venir desde hace tiempo y, aún así, ha sido traumático. Sea por el motivo que sea, sea culpa de quien sea, lo cierto es que la imagen del club ha podido quedar dañada.
Eso lo sabe un Florentino Pérez que entiende que una segunda marcha impactante este mismo verano podría dejar muy tocada a la afición e incluso a él mismo. De ahí que haya decidido rebajar su tono y aceptar algunas de las condiciones que le pone Ramos.
5.- No hay recambios
Dicho todo esto, la continuidad de Ramos en el Bernabéu tiene también su vertiente práctica. El Real Madrid sabe que es más rentable apostar fuerte por el central y que se quede, que dejarle marchar y buscar un recambio. Si el contrato de Ramos se renovase por cinco años (es el número de temporadas que se baraja) el club podría estar pagándole unos 18 millones brutos por curso, lo que colocaría el volumen de su continuidad en 100 millones de euros.
Encontrar un central de garantías costaría, sin embargo, una cantidad similar sin que eso garantizase al club que sería del nivel del andaluz. Las variantes que se manejan hablan de cifras similares. Así, por ejemplo, Otamendi, el favorito, costaría 50 millones de su claúsula (el Valencia se niega a vender) más el 21% del IVA, amén del salario del jugador. Esto es, unos 100 millones de euros también. Y a día de hoy, el argentino no está al mismo nivel que Ramos.
Por eso el club ha decidido invertir mejor en lo bueno conocido y no arriesgarse a invertir en lo menos bueno por conocer.