
El inicio de la pretemporada en el Real Madrid y la marcha de Iker Casillas han desviado el ruido de la atención mediática del equipo blanco hacia otros focos distintos del que hace semanas absorbía un solo nombre: Sergio Ramos. Eso, con todo, no implica que ya no haya caso Ramos. Lo hay y esta semana entrará en una fase decisiva para saber si el central continúa en la capital o logra salir rumbo al Manchester United (o al Manchester City, su última 'novia').
La postura del futbolista es, a día de hoy, la misma que mantenía hace días. Quiere salir del Real Madrid. Cuentan desde su entorno que la decisión es, por ahora, firme, casi, casi inamovible. Las tensiones desatadas antes de que se marchara de vacaciones, con acusaciones cruzadas provocaron el enroque.
A Ramos no le gustó que se le acusara desde medios afines a la directiva de ser un pesetero y de que su hermano había 'ensuciado' la negociación. El ya primer capitán blanco entendía que desde el palco estaban tratando de repetir con él la estrategia de desgaste que vivió Iker Casillas. El arquero aguantó en silencio. Él, Ramos, no repetirá patrón de comportamiento. Ya no es una cuestión de dinero. Es orgullo, insisten voces cercanas al de Camas.
¿Qué podría cambiar su idea inicial? Un hombre: Florentino Pérez. El presidente blanco tiene intención de retomar el contacto con el internacional español y piensa hacerlo personalmente. Por eso se desplazará este fin de semana a China, lugar donde el Real Madrid comenzará la segunda tercera fase de la pretemporada tras comenzar en Valdebebas y continuar en Australia.
Allí mandatario y jugador se verán las caras y pondrán las cosas claras en una conversación que debería ser la continuación de aquélla que mantuvieron por teléfono cuando estalló el caso Ramos. El objetivo de Florentino es hacer que su jugador recapacite, que se avenga a razones y que entienda que lo que le ofrece el Real Madrid es bueno para todas las partes. Que su rol como nuevo capitán blanco es vital en el desarrollo del presente inmediato y que cuentan con él para los próximos años.
Ramos, por su lado, podría reclamar que el Real Madrid ablande su postura con respecto a su marcha al Manchester y así salga ganando el cambio de posición de los 'diablos rojos' con respecto a De Gea. Los ingleses se niegan a negociar por el portero si Ramos (y también Keylor Navas) no entran en la salida del arquero.
De esa conversación debería salir un boceto de lo que sucederá en el futuro, sea en un sentido o en otro. Sea para ver a Ramos de blanco más años o con pie y medio en Old Trafford.