El Real Madrid vive momentos de tensa espera. Todo sigue igual. Nada ha cambiado en las últimas semanas en una situación inestable. En cuestión de semanas el panorama del equipo blanco podría saltar por los aires para revolucionar su plantilla. Las posibles marchas de Sergio Ramos e Iker Casillas lo acaparan todo y lastran fichajes de futuro como los de Otamendi o De Gea. Panorama complejo en el que, de forma colateral, se ha producido un rescate. Es el del propio Ramos a su capitán. El central de Camas podría salvar a Iker de su salida sin ni siquiera cualquiera de los dos tuviera que dejar el Santiago Bernabéu.
Sería, casualidades del fútbol, la segunda vez que le salva el 'pellejo'. La primera sucedió el 24 de mayo de 2014, cuando el gol de cabeza del andaluz ante el Atlético en la final de la Champions evitó la venta del portero tras su fallo aquella noche.
La intromisión de Ramos
Hasta hace apenas un par de semanas, Casillas acaparaba todos los focos del Bernabéu con protagonismo compartido con David de Gea. La salida del portero del Real Madrid se daba por segura en las oficinas de un Santiago Bernabéu que presionaban para que el de Móstoles diera un paso al frente y decidiera asumir su realidad.
Tenía que irse sí o sí para dejar paso a la nueva sangre que llegaba desde Inglaterra. Porque en la capital también daban por seguro que De Gea sería blanco en cuestión de días, antes, mucho antes de que comenzase la pretemporada blanca.
El problema para los intereses merengues es que en esas apareció Sergio Ramos y destrozó cualquier previsión merengue. El central hizo saltar por los aires las negociaciones por su renovación hasta llevar al máximo el órdago al Real Madrid: le pidió al club aceptar ofertas futuras que llegasen preguntando por sus servicios.
Lo hizo a sabiendas de que sólo habría una oferta sobre la mesa: la del Manchester United, club propietario de los derechos de De Gea. El lío estaba servido y amenaza con un desenlace inesperado.
Porque a día de hoy el fichaje del arquero está más que complicado. De hecho en Madrid lo dan por perdido. Más de una voz autorizada en la capital cree que será imposible contratarlo este curso porque el United se negará ante la dureza de las posturas blancas por Sergio Ramos. A día de hoy ven más factible su fichaje como agente libre en 2016 que su traspaso este mismo verano.
Ante esta actitud, el rol de Casillas en el Real Madrid cambia. La alternativa sería fichar a Leno, del Leverkusen, aunque sea un plan B que no levante tanto optimismo como De Gea. Dicho de otro modo, De Gea sí que sería titular a día de hoy en el Real Madrid. Leno quizá no tanto. De ahí que haya dudas sobre si dejar marchar a Casillas o no.
Con este factor a su favor, Iker tiene más elementos de peso para reclamar su sitio en el Bernabéu, aunque sea bajo la amenaza de ocupar el banquillo en el arranque de la temporada. Ante esta situación y si el culebrón Ramos se alarga, podría darse el caso de que ni uno ni otros, ni portero ni defensa, acaben dejando Madrid este mismo verano.
La conclusión de este embrollo se decidirá a final de temporada. Mientras, Casillas ha ganado un tiempo y una fuerza que pocos esperaban. Y todo ha sido gracias a la influencia del caso Ramos. El enésimo favor de el andaluz a su capitán. Un rescate en toda regla al borde de la despedida para el portero blanco.
De Gea ¿perdido?
