
Josep María Bartomeu ya no es presidente del FC Barcelona. El mandatario dejó este martes el cargo como paso previo a la convocatoria de unas elecciones todavía sin fecha, pero que posiblemente se celebrarán en julio. Antes de abandonar el sillón presidencial, Bartomeu tomó un puñado de decisiones importantes, pero también controvertidas. Las más relevantes apuntaron a la confección del equipo para la próxima temporada. Primero fue el anuncio de la renovación de Alves hasta 2017. Luego, la ampliación de contrato de Luis Enrique hasta la misma fecha. Noticias que acapararon titulares y que ocultaron un paso histórico quizá más trascendente para el futuro de la entidad: el principio de acuerdo para que Qatar Airwais siga siendo el patrocinador de la camiseta culé hasta 2020 a razón de 50-60 millones de euros. Dicho de otro modo, el Barça percibirá entre 250 y 300 millones de euros en este lustro.
Este pacto tiene un importante calado histórico toda vez que jamás en la historia de la Liga española un club recibió tanto como lo haría el Barça en caso de ratificarse. Lo más cercano es el pacto previo entre ambas entidades, que fijaba un patrocinio de 30 millones de euros por cada una de las cinco temporadas que se firmaron inicialmente. El Real Madrid actualmente ingresa 25 millones por curso que pueden llegar a ser 30 si el club consigue sus objetivos deportivos.
Sin embargo, bajo estos guarismos se esconde una cara B. Más de un sector de la oposición blaugrana califica este acuerdo de envenenado y lo hace por varios motivos. Nada nuevo bajo el sol. Desde que se hizo oficial el primer acuerdo entre ambas partes, buena parte de la afición culé, sensible con los movimientos sociales y vinculada históricamente a la lucha por la Democracia, lo puso en duda.
Qatar está sumida en sombras de sospecha sobre su respeto a los derechos humanos e incluso se la ha llegado a acusar de financiar movimientos que atentan contra los principios occidentales. El Gobierno qatarí y el Barça lo niegan, pero las sospechas no gustan a muchos aficionados, dudosos incluso de 'manchar' su zamarra con cualquier patrocinio, sea del tipo que sea.
Además, sectores de la oposición han acusado a Bartomeu de dejar una herencia 'envenenada' a su sucesor en caso de no salir reelegido. Este acuerdo debe ser ratificado por la nueva directiva en octubre, que deberá elegir entre unos ingresos históricos o hacer caso al socio que pide que se busquen alternativas más acordes con los valores que transmite el Barça.
Son críticas que incluso salpican a las ya mencionadas renovaciones de Alves y Luis Enrique. Ésta última está puesta en entredicho, toda vez que el asturiano tenía todavía un año más de contrato. La ampliación se ha hecho, según apuntan en la ciudad condal, a cambio de una jugosa cantidad de dinero que ataría de manos al próximo presidente en caso de no querer contar con el asturiano.