Fútbol

Soriano regresa al Valencia como cabeza visible de la mano de su 'enemigo'

Valencia, 25 jul (EFE).- Vicente Soriano, que hoy fue nombrado presidente del Valencia en sustitución de Agustín Morera, regresa al club del que fue vicepresidente hasta junio del pasado año y lo hace como cabeza visible y con el poder que le da controlar el 52 por ciento de la masa accionarial del club.

Juan Soler, máximo accionista del club, anunció que había llegado a un acuerdo con Soriano para cederle sus acciones y el poder político que conllevan, con una opción de compra por la cantidad que él pagó por sus títulos. Así, Soriano llega al poder de la mano del que fue su anterior 'enemigo', con quien tuvo duros enfrentamientos.

Soriano controla ahora las 70.000 acciones de Soler, más las 20.000 que él posee y otras 10.000 de accionistas que le apoyan, por lo que tiene en sus manos 100.000 títulos, lo que supone el 52 por ciento de los 192.000 del club.

Aunque parezca incongruente, el empresario VALENCIA (BVA.MC)o, segundo máximo accionista del Valencia, vuelve al club de la mano de Soler, con quien fue vicepresidente en el pasado pero con quien tuvo fuertes divergencias respecto a la gestión del club que le llevaron a presentar su dimisión irrevocable a finales de junio de 2007 y con quien mantuvo un fuerte y agrio cruce de acusaciones.

Entre otras 'perlas', el nuevo hombre en el que Soler ha confiado su patrimonio en el club dijo del constructor que el Valencia era "su Play Station" o que "el club le venía grande", frases que tuvieron su dura respuesta cuando Soler llamó a Soriano, entre otras cosas, "mafioso siciliano".

La vuelta de Soriano además ha sido inesperada, porque hace apenas unos días el futuro del Valencia iba encaminado a que el empresario Juan Villalonga, al que Soler cedió la gestión y explotación del club, dirigiera el devenir de la entidad valencianista en su camino para superar la crisis económica que atraviesa.

Estos tres personajes han acaparado las portadas de las informaciones extradeportivas del Valencia y han protagonizado una de las situaciones más esperpénticas en la historia de la entidad.

Desde que en el mes de febrero surgió la posibilidad de que Soler pudiera vender su paquete de 70.000 títulos, Soriano volvió a las portadas por su asociación con Juan Villalonga para tratar de hacerse con ese 37 por ciento de las acciones del Valencia en poder el constructor.

Tras varias reuniones a tres bandas, el camino se bifurcó y Soriano y Villalonga hicieron la guerra por su cuenta para tratar de atraerse a Soler, y habría vencido el ex presidente de Telefónica, a quien Soler había cedido la gestión del Valencia, de no ser por la ampliación de capital que el empresario madrileño apuntaba como solución para acabar con los males económicos del club.

Esa intención logró lo que no había conseguido nadie, unir a los dos máximos accionistas del Valencia, que en apenas unos meses han pasado de enemigos públicos a sellar un acuerdo que debe sacar al Valencia de la crítica situación económica que atraviesa.

La duda está en saber si, otra vez dentro, Soriano destripará ante la afición las cuentas de la entidad, una de sus principales exigencias hacia Soler y que le hicieron apoyar el requerimiento de un grupo de accionistas para la creación de una junta donde se expusiera la situación del club.

Esa junta fue desconvocada pero sus puntos del orden del día debían incluirse en la junta general de accionistas del 16 de agosto, en la que se deberá ratificar a Soriano y su consejo, algo a lo que el club se ha negado y que ha llevado al grupo de accionistas a amenazar con impugnarla.

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