Cristiano Ronaldo, delantero del Real Madrid, volvió a ser protagonista del equipo blanco al terminar un partido de su equipo. Tras ganar al Levante (2-0), el portugués repitió las intenciones que mostró contra el Schalke 04 y se marchó del Santiago Bernabéu sin saludar al público todavía presente en el estadio pese a que el capitán, Sergio Ramos, reunió al resto del equipo para agradecer al respetable el apoyo mostrado.
Contra los alemanes, Cristiano no cumplió su deseo porque Iker Casillas, entonces capitán (ayer fue suplente) le obligó a ir a la medular a saludar a los suyos, aunque, en verdad, CR7 no lo hizo.
Se plantó hierático en el círculo central y desde ahí observó a la grada mientras sus compañeros sí que levantaban los brazos y aplaudían. Anoche no tuvo si quiera la ocasión de hacer algo parecido.
En cuanto el árbitro del choque pitó el final del partido, Cristiano (ya cercano a la banda donde se abandona el terreno de juego) enfiló a toda velocidad el túnel de vestuarios y dejó el Bernabéu sin saludar. No fue, con todo, su mejor noche.
El ariete falló un par de claras ocasiones (mandó una de ellas al palo) y vio como Bale le 'robaba' un gol tras tocar de forma casi involuntaria el remate que finalmente supuso el 2-0. Entre tanto, el Balón de Oro 2014 dejó algunos gestos de enfado hacia sus compañeros.
Especialmente notable fue el que tuvo cuando Bale logró el primero tanto del choque. La jugada se había iniciado con una semichilena del propio CR7 que un defensa del Levante sacó bajo palos. De ahí su malestar.
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Enfado por sus fallos
